"La paz, la seguridad y el bienestar de cada individuo se gestan ANTES de nacer"
05 mayo 2013
PATERNIDAD
Nos cansa ver cómo perpetuamos los estereotipos de género cuando sobreaplaudimos las labores de cuidado realizadas por los tíos. Al naturalizar su ejercicio por parte de las mujeres, se dan por hecho, como si ella las tuviera que hacer porque es "lo propio de su género" o "inherente a su condición de mujer". Así, se invisibiliza todo el trabajo que supone cuidar: el hogar, a lxs amigxs, a personas especialmente dependientes, enfermxs, ancianxs, niñxs. El cuidado de los espacios, de los afectos, de la alimentación o de la salud.
Sin embargo, cuando es un chico el que lleva a cabo algunas de esas tareas (que además, se limitan en muchas ocasiones a un relativo cuidado del bebé -basado en el cariño o el mimo, cuidar es mucho más-: pasearlo, darle el biberón... que son las que parecen más "tiernas"; otro gallo cantaría cuando se trata de cambiar el pañal al abuelo) se sobredimensionan. Hartitas estamos de ver, como decíamos anteriormente, el aplauso a la paella de los domingos de los maromos, hartitas! Y quién cocina el resto de días de la semana? Y quién se encarga de planificar, de tener listos los ingredientes, de fregar los platos tras la tan aplaudida paellita?...
Cuestionemos por qué a veces "se nos cae la baba" cuando vemos a un tío cuidar, desnormalicemos el que lo hagan las mujeres y replanteemos una economía del cuidado (desidealizado) colectiva y desgenerizada.
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