17 mayo 2013

EL PADRE SOSTIENE LA MATERNIDAD

El Rol del padre
Podemos decir en pocas palabras que el rol del padre es sostener la maternidad.
¿QUÉ SIGNIFICA SOSTENER LA MATERNIDAD?

1. Facilitar la fusión mamá-bebé, permitirla y defenderla. Para que una madre esté en condiciones de sumergirse en la fusión, necesita despojarse de todas las preocupaciones materiales y mundanas. Precisa tener delegadas todas las tareas que no son imprescindibles para la supervivencia del niño; es decir, todo lo que no se refiera a amamantar, acunar, calmar, higienizar, ali­mentar y apoyar al recién nacido. Las tareas domésticas, el cui­dado de hijos mayores, la organización del hogar, el dinero, los conflictos con otras personas, las relaciones interfamiliares, la salida al mundo y las decisiones mentales deben ser resueltas por el hombre, tomando decisiones pertinentes para liberar a la madre del reino de lo terrestre. Para la mujer puérpera es un período celestial, en el que su conciencia opera más allá de la lógica y la causalidad. Es necesario estar despojadas de pensa­mientos racionales para admitir que atravesamos una realidad milagrosa y sin sentido aparente. La vida cotidiana continúa con sus exigencias y ritmos, y es justamente tarea del hombre hacerse cargo de organizar y dirigir la rutina doméstica.

2.-Defender de la fusión del mundo exterior. Apabullados por los consejos, las críticas, los sermones que circulan  acerca de lo que «hay que hacer». Resguardar el nido. Ser un interme­diario, constituirse en muralla entre el mundo interno y el mundo externo. Casi todo lo que llega del mundo exterior re­sulta hostil a la madre, porque funciona en una frecuencia de­masiado elevada y veloz para la sutilidad del recién nacido y desequilibra el mundo emocional de la mujer puérpera. Las madres fusionadas necesitan un defensor aguerrido que le per­mita retrotraerse a su función específica sin necesitar armarse contra el afuera. Toda energía dispersa en defenderse es energía perdida para la crianza del niño. Concretamente, el hom­bre debería velar para que la madre y el niño dispongan de silencio e  intimidad, para que haya pocas personas en la casa o sólo las que la mujer requiera, y proveer al nido sólo lo necesa­rio en alimento, confort y tranquilidad. Es interesante obser­var a la mayoría de las aves: el macho entra y sale del nido acercando alimento y vigilando que ningún intruso se acerque, mientras la hembra no se mueve del nido.

3. Apoyar activamente la introspección, es decir, permitir que la madre explore la apertura de su sombra vivenciando con li­bertad e intimidad la experiencia del florecimiento de su ma­dre interior. El apoyo y el acompañamiento afectuoso permi­tirá a la madre no asustarse de sus partes ocultas, confiar en el proceso y saber que hay una mano tendida para tomar en los tramos más duros. No importa si el hombre comprende o no de qué se trata, sólo importa saber que algo sucede, y que tal vez la comprensión racional aparezca más tarde. No hay mucho para comprender, es tiempo de atravesar.

4. Proteger. Hay muchas maneras de proteger; en nuestra so­ciedad esto se refiere principalmente a lo económico: es el pa­dre quien consigue, gana, administra y organiza el dinero del hogar para cubrir las necesidades básicas de la diada mamá-hijo. Liberar a la madre de estas preocupaciones le permite sostener la fusión y la maternidad del período inicial. El hom­bre conserva espacio psíquico disponible para tomar decisio­nes, buscar ayuda, organizar el funcionamiento familiar y re­solver cuestiones del mundo material.

5.-Aceptar y amar a su mujer. Lo esencial en este período es no cuestionar las decisiones o intuiciones sutiles de la madre, que surgen como torbellinos incontrolables, ya que responden a un viaje interior en el cual está embarcada y del cual no tiene el control. Por lo tanto, no tiene elementos para justificar sus sensaciones, pues atraviesa una transfiguración de su existen.

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