05 diciembre 2014

NIÑO DE 1 AÑO

PARTO RESPETADO

LA PLACENTA

La placenta, esa gran desconocida  (parte I)

Esta semana nos gustaría acercaros el tema de la placenta, recopilando textos de nuestra web y nuevos artículos. Bajo el lema "La placenta, esa gran desconocida" os presentamos todo tipo de aspectos que tienen que ver con ese maravilloso órgano humano. Para comenzar un pequeño resumen.

¿Qué ocurre con la placenta?
Una vez que ha salido la placenta es necesario examinarla para comprobar que realmente ha salido entera y que no ha quedado ningún resto dentro que pueda provocar una infección y abundantes hemorragias. En caso de quedar algún resto sería necesario realizar un legrado para eliminarlo.
Cuando el parto tiene lugar en el hospital la placenta es considerada un residuo biológico y el centro hospitalario es el encargado de su gestión. En los partos en casa, es la familia la que decide que hacer con la placenta. La podemos enterrar, bien como fertilizante (si la enterramos demasiado cerca de las raíces, el poder nutritivo de la placenta es tan enorme, que el árbol se quema y muere), o bien como un ritual. Al enterrar la placenta no la "devolvemos a la tierra" verdaderamente, porque nunca estuvo en la tierra, si no que procede del medio acuático que era el líquido amniótico.
Esta es una elección personal, como la de comer un trocito de placenta, o elaborarla para luego emplearla como remedio homeopático o fármaco. Es habitual también su uso para fines cosméticos, no sólo con recetas caseras si no de forma industrial.

Rituales con la placenta
Muchas son las culturas  en las que el tratamiento de la placenta conlleva marcadosrituales, como se explica en este texto extraído del libro: “Maternidad y Parto: nuestras ancestras y nosotras”: “En las sociedad malaya por ejemplo (Valenzuela 2009) se considera que la placenta y el recién nacido son lo mismo, por lo que es tratada con absoluta reverencia. Tras el parto la placenta será enterrada en la parte trasera de la casa, si es hombre para retrasar su abandono del hogar,  o delante si es mujer, para que encuentre pronto marido. Se considera además que si un bebé llora demasiado es porque los malos espíritus molestan a su placenta. Por ello mantienen una hoguera encendida durante siete días sobre el lugar donde se enterró para así alejar a los malos espíritus. Sin embargo, para muchos de los pueblos andinos, la placenta debe ser enterrada o quemada enseguida tras el parto, ya que podría tener “celos” del recién nacido y ocasionar enfermedades al bebé o a la madre (Davidson 1983). Debido a la estrecha relación madre-feto-placenta durante el embarazo, se creé que ésta tiene poderes sobre la salud de ambos más allá del parto. Los guajiros de Colombia, por ejemplo entierran la placenta en un lugar sombreado para que no cause la fiebre puerperal (Gutiérrez de Pineda 1955). Además creen que los entuertos, dolores producidos por la contracción del útero en los días siguientes al parto, son consecuencia de un mal enterramiento de la placenta”.
La placentofagia
A través de este texto extraído de este mismo libro, podemos conocer cuál es la razón de ser de la práctica de ingerir la placenta, que la sociedad occidental actual considera como mínimo una excentricidad: “Todos los mamíferos placentados, independientemente de que sean carnívoros o herbívoros, ingieren la placenta menos nosotros. Hasta ahora se pensaba que esta práctica era una forma de ocultar las pruebas del parto para evitar atraer a los depredadores. Sin embargo son cada vez más las investigaciones que apuntan a una función extrauterina esencial de la placenta (Cristal 1991; Sánchez 2008, Soyková-Pacherová 1954). Este órgano va a contener gran cantidad de nutrientes, hormonas, vitaminas, minerales y otra serie de factores fundamentales para la recuperación de la madre después del parto. Es rica en vitamina K que disminuye el riesgo de hemorragia tanto en la madre como en la cría. Los bebés humanos van a tener bajas concentraciones de esta vitamina durante los primeros días tras el parto, por lo que van a ser susceptibles a las hemorragias. La leche materna también tiene bajas concentraciones de esta vitamina. La placenta también es una fuente rica en hierro, por lo que su ingesta repondría la cantidad perdida durante el parto.
Existe otra hipótesis (Sánchez 2008), en la que se trabaja actualmente, que apunta a la capacidad de mejorar el estado emocional de la madre después del parto, debido a la reposición de hormonas presentes en la placenta. Esto podría reducir la depresión posparto que puede aparecer hasta en un quince por ciento de las mujeres. En todo caso, debemos ser conscientes, de que esta práctica pudo haber sido común entre nuestras ancestras y que, en algún momento, debido a la aparición de normas culturales o mágico-religiosas, la ingesta de la placenta tras el parto se convirtiera en tabú.
En el siguiente artículo podemos ver un estudio sobre la función extrauterina de la placenta. Según su propio autor Sergio L. Sánchez Suárez, médico y master en nutrición: “la placenta humana no acaba su actividad al finalizar su función intrauterina”.
La placenta se puede descongelar tranquilamente después de 6 meses y puede ser consumida como si fuera fresca.
El nacimiento loto
Respecto a la placentofagia existe mucha controversia. Está claro que la placenta es un órgano vital para el bebé durante el embarazo y que debe tener un gran valor nutritivo, y posiblemente otras muchas propiedades. Sin embargo, no todos los animales se la comen, de hecho los chimpancés- que son los animales más parecidos a nosotros- al parecer no se la comen, si no que practican el nacimiento lotuo, que es más bien lo contrario a la placentofagia. ¿En qué consiste el nacimiento loto?
El nacimiento lotuo o integral consiste en no cortar el cordón umbilical y dejar al bebé unido a su placenta hasta que esta se desprenda sola y ambos se separen de forma fisiológica en el momento en que el proceso individual esté maduro. De esta manera no habrá riesgos de sangrados, infecciones, ni dolor.  Michel Odent escribió el prefacio del único libro que recopila toda la información sobre este tipo de nacimiento y lo defiende como "el nacimiento más eco-lógico".
Las guías de la OMS con respecto al tratamiento fisiológico del cordón rezan en la pag. 31: "Pinzamiento tardío o no pinzamiento, es la forma fisiológica de tratar el cordón, y el pinzamiento temprano es una intervención que requiere justificación”. De modo que las autoridades sanitarias contemplan el nacimiento lotuo como una opción fisiológica de tratar el cordón umbilical.
Si no se interviene innecesariamente sobre los procesos fisiológicos ligados al nacimiento, el orden de los acontecimientos sería el siguiente: el bebé se desprende del vientre materno. Poco después, en un proceso no alterado o manipulado, la mujer da  luz a su placenta, todavía unida al bebé a través del cordón, y por último placenta y bebé se separan de manera natural sin necesidad de cortar en cordón.
Las experiencias de nacimiento loto, demuestran que a pesar de que, en verano y con el calor, el olor se intensifica después del 3er día, dicho olor no es desagradable. La placenta no tiene un mal olor. Cada placenta tiene su olor, como cada bebé: este olor nos fascina...cada madre se emborracha con el olor de su cría al igual que lo hace con el de la placenta. Se comprueba también que la placenta no se descompone mientras está unida al bebé por el cordón y no hay necesidad de cuidarla con sal marina, aceites o especias.
La placenta es parte del bebé, comparte al 100% su material genético, como si fuera su hermano gemelo. La placenta es la otra parte del bebé, la que no se forma como ser humano, pero que queda en conexión con el bebé, se preocupa por su evolución y alimento, y le procura una conexión directa con la madre. Abogamos por no separar a madre y bebé al nacer, y nos preocupamos de que toda la sangre del bebé fluya desde la placenta al recién nacido, según las recomendaciones de la OMS, pero quizá nos estemos despreocupando del dolor (físico y emocional) que puede causar al bebé una separación abrupta y temprana de la placenta. Quizá sería necesario revisar también el manejo de esta última fase del parto, y cuestionarnos si el corte del cordón es necesario y fisiológico o si procedemos ha realizarlo movidos por cuestiones culturales más que por motivos de salud. Recordando, también, que el nacimiento loto tiene sus “inconvenientes” logísticos. Al tiempo el cordón se endurece y el bebé debe de ser movido con cuidado en conjunto con el recipiente donde reposa la placenta.
La placenta también es nuestra
La placenta también es nuestra. Nuestra y sobre todo de nuestro bebé, no es una basura hospitalaria cualquiera, y tenemos derecho a decidir que hacer con ella. Está claro que la concepción y el tratamiento que se le da está muy influido por la cultura. En la mayoría de las culturas la placenta es importante, su función o su existencia no termina con el alumbramiento, sino que va más allá y hay distintas costumbres y ritos relacionados con ella como hemos visto.
En determinadas zonas de África, las mujeres entierran todas las placentas de sus bebés en el mismo lugar, un lugar casi sagrado. Como nos cuenta Ana Castillo, cooperante…: “A la entrada del pueblo hay una pequeña montañita considerada sagrada en donde entierran las placentas de los niños, justo delante de un altar para rituales religiosos y sacrificios de animales para solicitar protección a los espíritus.”
Pero considerar la placenta parte del parto y algo especial, no ocurre sólo en países poco desarrollados. En Austria, por ejemplo, tras el alumbramiento el personal siempre la enseña a la familia, que lejos de considerar su visión algo asqueroso les parece interesante y muy bonito, hasta el punto de que se quejan cuando no se les ha permitido verla. Además no la tiran tal cual a la basura, si no que se pregunta a la mujer si se la quiere llevar a casa, pues allí se entiende que la placenta pertenece a la madre.
Otras costumbres por Europa:
- Llevar la placenta a casa y plantar un árbol encima (1 árbol para cada hijo…)
- Hacer un impreso de la placenta sobre un papel para encuadrarlo después como recuerdo.
- Comerse parte de la placenta (batido o en crudo…especialmente a mujeres veganas les puede apetecer sacar fuerza de la placenta tras años sin comer carne.)
- Hacerse globuli homeopáticos de unos gramos de la placenta
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Nos gustaría puntualizar a posteriori, según un comentario que hemos recibido de una compañera, lo siguiente:
Dado que la legislación con respecto a la consideración de la placenta como resto biológico no no está calra, se dá el caso de algunos hospitales españoles que entregan la placenta a la madre bajo su solicitud, bien por petición oral, bien por escrito (plan de parto) y/o por medio de un consentimiento informado.
En cuanto a las propiedades que retiene la placenta al ser congelada y posteriormente descongelada, tras la congelación la placenta pierde algunas propiedades para su ingesta o empleo terapéutico: las hormonas.
Por tanto no es lo mismo ingerir o elaborar la placenta mientras está fresca y descongelada (los primeros 3 días tras el alumbramiento) o después de haberse descongelado.
En cuanto a la referencia a la denominación corriente de "nacimiento loto", se aclara que se hace referencia al Nacimiento Lotus (Lotus Birth). Se nombra así por Clair Lotus Day, la primera mujer que documenta el nacimiento de su primer hijo siguiendo este ritual, en 1974 en California. Antes solamente se había descrito el nacimiento sin cortar el cordón en los chimpancés. Clair Lotus Day ha sido la primera defensora de este ritual, junto con Janine Parvati Backer (ambas en EEUU), la matrona Shivam Rachana y la Dra. Sarah Buckley (ambas en Australia).

07 junio 2014

DECÁLOGO PARA UN FELIZ POSTPARTO

Decálogo para un puerperio feliz

1.     Entrégate al vínculo. Disfruta del enamoramiento de tu bebe, de esa locura de amor. No temas la sensación de no ser tu misma. Al fin y al cabo, no solo ha nacido un bebé, también ha nacido una madre.
2.     Confía en ti. Vas a amar mucho a tu hijo y vas a ser una buena madre. Confia en tu cuerpo, está preparado para dar alimento y cobijo al bebé. Puedes cuidarlo y hacerlo feliz, el te necesita y vas a hacerlo bien.
3.     Recuerda que antes que nada están ustedes dos. Di no a las visitas que no desees, con dulzura pero con seguridad. Necesitáis intimidad y descanso. Si la casa esta desordenada no es ahora lo más importante del mundo.
4.     Pide ayuda antes de estar superada. Expresa tus preocupaciones y tus necesidades. Si no puedes con la casa, no te martirices. Recuerda que antes las mujeres puérperas recibían cuidados de otras mujeres experimentadas y colaboración en las tareas. Lo más importante es que descanses y cuides del bebé. Si tienes otros hijos busca ayuda para poder hacerlo.
5.     Descansa siempre que puedas. Acuéstate cuando el bebe duerma. Colecha o duerme al lado del bebé, así ni se despertará tanto ni te desvelaras cuando pida el pecho.
6.     Da el pecho. Recuerda que tu leche alimenta, que no hay leches aguadas. Destierra ese y otros mitos sobre la lactancia. Infórmate con expertos de verdad, que apoyen la lactancia materna y sepan sobre ella. Acude a un grupo de apoyo si tienes alguna duda o preocupación. La lactancia te va a ayudar tanto emocional como corporalmente a conseguir el equilibrio.
7.     Busca el soporte emocional de otras madres experimentadas y sensibles. Investiga si hay un grupo de apoyo a la crianza en tu zona. Plantéate si una doula puede hacerte falta y no descartes la idea por novedosa. Si te sientes sola o aislada, seguro que otras madres pueden ayudarte.
8.     Conéctate a tu bebé, aprendiendo a entender sus mensajes. Los bebés si llevan “manual de instrucciones”, ellos mismos. Si aceptamos la idea de que el niño es capaz de identificar lo que necesita y pedirlo, es mucho más sencillo. Los demás mamíferos tienen solo su instinto y se comunican con sus crías. Confiando en el nuestro podemos hacerlo. Hay que dejar salir el instinto y racionalizar menos.
9.     Olvídate del reloj. Tu ritmo es el del bebé. La lactancia no tiene horarios. No cuentes las tomas, deja que el bebé viva pegado a tu cuerpo. Esconde el reloj. No va ser para siempre. Pero sí en estos primeros días. Concédetelo. Vale la pena. Inviertes en felicidad, y eso vale más que nada, así que si puedes, contrata ayuda.
10.   Haz lo que tu sientas, no lo que te digan. Es el momento de hacerte mas libre. La opinión de los demás no tiene que ser tu guía. Concédete hacer las cosas como te hagan más feliz, no como “hay que hacerlo”. Tira las ideas preconcebidas a la basura, y déjate fluir. Puedes coger al bebé en brazos todo lo que te apetezca, así que adelante, reinventa todo y cría a tu pequeño como te salga del corazón.

¡GRACIAS POR CONFIAR!                     LIC. MARCELA PINTOS

RELAJACION DEL UTERO II

Cómo y por qué funciona la relajación del utero II
Como hemos visto anteriormente el útero, que es un órgano muscular, está enervado por los dos sistemas nerviosos del Sistema nervioso autónomo: el sistema nervioso simpático (SNS) y el parasimpático (SNP). El SNS lo que provoca es la tensión de estos músculos y una disminución del riego sanguíneo al órgano; mientras que la activación del SNP provocaría la relajación de las fibras musculares y una mayor afluencia de sangre al órgano. Además, el hecho de estar uno u otro sistema funcionando tiene efectos también en el resto de los órganos que comparten espacio con el útero en la pelvis y en el sistema sexual de la mujer. Una mayor afluencia de sangre al útero nos garantiza una mayor conexión entre el cerebro y el músculo, entre la oxitocina (hormona implicada en el parto y en la lactancia tanto como en el orgasmo) y los receptores de oxitocina que se encuentran en las fibras musculares del útero. Es decir, permitimos que el juego biológico que pone en marcha el sistema sexual se active globalmente.


La práctica del entrenamiento autógeno nos permite acceder con mayor facilidad a un estado de relajación profunda, lo que equivale en la práctica a activar el SNP. Esta técnica ha sido estudiada una y otra vez y son numerosos los estudios médicos y científicos que avalan los efectos físicos y psicológicos que su práctica ofrece. En 2012, el equipo del departamento de neurología del Hospital Universitario Esssen (Alemania), se había propuesto investigar la modulación del dolor durante el estado mental obtenido en la relajación autógena. En el estudio demostraron, a través de imágenes obtenidas mediante resonancia magnética, las modificaciones que la práctica del entrenamiento autógeno había efectuado en el cerebro durante un proceso doloroso. Se activaron campos cerebrales diferentes en las mismas personas cuando estas se encontraban en estado de relajación al ser sometidas a dolor (1). Incluso la aplicación de este tipo de relajación ha sido estudiada en relación a enfermedades como el síndrome de colon irritable. En la facultad de medicina de la universidad de Tohoku, llevaron a cabo un experimento en el que enseñaron a 11 personas el entrenamiento autógeno, mientras a otros 10 les ofrecían información sobre hábitos alimenticios sanos y estilo de vida. Los resultados ofrecidos en este estudio fueron una gran diferencia de respuestas entre ambos grupos y revelaron que el entrenamiento autógeno es un excelente aliado para reducir los efectos del síndrome de colón irritable (2). Tanto las reacciones al dolor como los movimientos y reacciones del colon hunden sus raíces en el funcionamiento del sistema nervioso autónomo. Por lo que, por estos, y por otros muchos estudios realizados puede inferirse que es posible acceder al funcionamiento del sistema nervioso autónomo a través del entrenamiento autógeno. Otro ejemplo lo encontramos en la reducción del tono vagal y las pulsaciones del corazón en casos de ansiedad (3). Como vemos, este tipo de relajación tiene implicaciones en el comportamiento de la musculatura lisa unitaria  como el útero  y la gastrointestinal y pueden mejorar su respuesta.  

RELAJACION DEL UTERO I

Cómo y por qué funciona la relajación del útero?
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Empecemos por el principio. El útero es un órgano múscular hueco, o sea que está hecho de tejido muscular*. Como cualquier tejido muscular debe poder moverse (contraerse y distenderse) sin dolor y de forma eficaz. A diferencia de los músculos que tenéis en los brazos, piernas o cara, por ejemplo; el útero está formado de músculo liso (al igual que el aparato gastrointestinal o el ureter). Este músculo (según el consenso médico), como todos los músculos lisos, no pueden ser movidos a voluntad... ¿Significa eso que no podemos relajarlo?

Pues si nos situamos ahora en la evidencia científica más ortodoxa, no parece que haya inconveniente en relajar el útero. El cuerpo no puede ser diseccionado, separado o reducido más que como un modelo para comprender; pues como se dice habitualmente, el mapa no es el territorio. El sistema nervioso autónomo o vegetativo es el encargado de controlar y regular las actividades metabólicas del organismo, por lo que mantiene una estrecha relación con el sistema endocrino. Además, inerva la musculatura lisa y la estriada cardiaca. El sistema autónomo se divide en el sistema nervioso simpático, que es el encargado de poner en marcha y sostener las acciones que implican gasto de energía. Y el sistema nervioso parasimpático, encargado de conservar la energía del sistema. Ambos sistemas son incompatibles entre sí, si está activo uno, no lo está el otro; y sus efectos son igualmente contrarios. 

Veamos. El sistema nervioso simpático inerva los músculos de las paredes uterinas a través de los ganglios mesentérico inferior y lumbosacros y su función es la vasoconstricción. Cuando el sistema nervioso simpático se pone en funcionamiento se produce una serie de efectos en el cuerpo con repercusión directa en el sistema sexual femenino:
- aumento de la frecuencia cardiaca.
- aumento de la presión arterial.
- aumento de la frecuencia respiratoria.
- vasodilatación coronaria.
- vasoconstricción genital.
- estimula la glándulas adrenales.
- contrae esfínter vesical interno.
- relaja la vejiga.


El sistema nervioso parasimpático tiene una distribución craneosacral y la mayoría de sus fibras están contenidas en el nervio vago que inerva toda la estructura contenida en las cavidades torácica y abdominal. Las fibras preganglionales hacen sinapsis en los plexos viscerales pelvianos donde invervan el colón y los órganos reproductores, entre otros. El sistema nervioso parasimpático está involucrado en los procesos para recuperar energía, el reposo del sistema y la relajación. Los efectos del sistema nervioso parasimpático en el cuerpo:
- Disminuye frecuencia cardiaca.
- Disminuye presión arterial.
- Disminuye frecuencia respiratoria.
- Reduce riego sanguíneo al cerebro.
- Provoca vasoconstricción coronaria. 
Vasodilatador genital.
- Estimula la digestión.
- Aumenta secreción salival.
Relaja esfínter vesical interno.

Ambos trabajan juntos, manteniendo un equilibrio; excepto en las situaciones de estrés, ira o miedo donde el sistema simpático es el primero en reaccionar. 


Y aquí es donde entra el entrenamiento autógeno de Schultz (el método que utilizamos para relajar el útero). Precisamente este sistema, y no otro, se basa en la posibilidad de trabajar y modificar el estado del sistema nervioso autónomo. Lleva funcionando casi un siglo, está médicamente reconocida y es utilizada en psiquiatría. Y eso es lo que hacemos al relajar el útero, pasar de estar bajo el dominio del sistema nervioso simpático al parasimpático. Y, entonces, dejamos de sentir dolor durante la menstruación, o dilatamos con mayor facilidad durante el parto o sentimos un mayor deseo y placer sexual... 

LA MATERNIDAD Y LA SEXUALIDAD

Sé que hay mujeres que tienen una maternidad frustrada y frustrante, llena de renuncias y dolor, rencor y soledad. Después de cinco años dedicada a acompañar a madres en sus procesos me he dado cuenta de que la maternidad es subjetiva y está hecha de experiencias presentes y pasadas. Me explico mejor. La maternidad es como la sexualidad. Si tú no gozas con el sexo (y no has gozado nunca) es harto improbable que puedas comprender a otra mujer que le gusta tener sexo. No podrás ni plantearte que las mujeres deseen tener sexo. Que muchas mujeres quieran tener mucho sexo te puede parecer de locas. Quizá pienses que las mujeres que tienen sexo, lo hacen porque están sometidas a la pareja y ellas no encuentran ninguna satisfacción haciéndolo, que el hecho de tener sexo es un acto retrógrado y machista.

¿Te lo imaginas? 

Pues con la maternidad pasa lo mismo. Nos acusan de machistas o retrógradas a las que disfrutamos de nuestra maternidad, porque para muchas mujeres no es fácil comprender que se encuentre placer (también sensual y sexual) en el embarazo, parto y crianza de nuestros hijos. Si nunca se ha sentido el placer de esa entrega, si no se ha traspasado la delicada dulzura y la fuerza, el poder y la sabiduría de la maternidad, es muy difícil de explicar que una quiera y le satisfaga estar en contacto con sus criaturas. La naturaleza es sabia y ha decidido (inmejorable elección) que sea a través del placer sensual y emocional que se garanticen los cuidados del pequeño. Que muchas mujeres accedan a esta experiencia desde el dolor, en vez de desde el placer, es lo que deberíamos mirar.

Damos por sentado en esta sociedad que una mujer que no goza del sexo puede tener un problema físico o psicológico que puede solucionarse, o una pareja o unas circunstancias que no son las adecuadas. Sin embargo, cuando se toca la maternidad, en vez de procurar cuidados para la mujer y un mejor entorno para ver qué está sucediendo, las madres nos dedicamos a hacer ideología del fracaso (a veces casposa) o a señalarnos con el dedo. Estoy convencida de que detrás de una mujer que no ha gozado su maternidad, hay algún asunto pendiente: quizá las circunstancias del nacimiento no fueron las adecuadas, o no se deseó esa maternidad (este es el primer mandamiento del buen sexo, que nazca del deseo, no de la imposición (ni siquiera de los propios debería)), o esa mujer se quedó sola sin apoyos, o se desconectó del sentir para que no le doliera el alma y no tuvo acompañamiento, o le faltó sostén económico o emocional, o su pareja estaba en crisis o hizo las cosas que se esperaba de ella, en vez de lo que sentía o se arrepintió...


Ahora encontramos también a madres que se arrepienten de haber caído un camino maternal que no era el suyo, el de la crianza con apego. Se quejan de que esa corriente de crianza respetuosa las dejó vacías y las convirtió en una sombra irreconocible, siempre dispuesta a dar, siempre renunciando. Y las comprendo. Porque la verdadera crianza que respeta a la crías, respeta a las madres. Pretender funcionar desde la lógica de los escritos, aplicar métodos y sostener ideologías en la crianza es como fingir los orgasmos. Nos quedamos agotadas y sufrimos. Creo que vivir con un libro de instrucciones bajo el brazo es un inmenso error. Creo en las mujeres que se escuchan y actúan con sus hijos desde su sabiduría interior (aunque a veces se equivoquen), en las madres que conectadas con sus bebés les escuchan y atienden porque a ellas también les da placer amamantar, dormir abrazadas o sostener a la cría; no porque lo diga el último libro de moda. Y no me malinterpretes, no estoy diciendo que la maternidad sea caramelo y sonrisas todo el tiempo. Como los buenos amantes te llevará de un estado a otro, con mayor o menor intensidad y encontrarás multitud de sensaciones nuevas (algunas incómodas) y partes de ti que no habías conocido antes. Pero, como cuando estás con un buen amante, no querrás estar en otro lugar.  


Hay tantas maneras de ser madres como mujeres hay en la tierra, pero me da miedo comenzar a normalizar en la maternidad lo que en otros ámbitos señalaríamos como patológico o extraño. Me gustaría dejar atrás esas visiones almibaradas de puntillas y lacitos porque en nada se ajustan a la maternidad. La maternidad es un estado salvaje, poderoso, sexual y creativo que lo arrasa todo. Y si llegamos a la maternidad con muchas cuestiones vitales pendientes, puede ser un revolcón intenso y doloroso. Lo que no implica que no se pueda disfrutar de la maternidad, incluso en momentos de crisis intensas. Sobre todo, si tenemos la capacidad de distinguir la felicidad de la comodidad. 

Como en el parto, una no puede más que entregarse al momento, disfrutarlo, hacerse a un lado para que se produzca el milagro que hace que después del nacimiento del niño, renazca la mujer que lo parió con los pies plantados en la tierra y los brazos alzados al cielo. En ese espacio, cabe la Vida en mayúscula y la mujer que lo sostiene conoce, al fin, su valía y poder. Igual que deseo que todas las mujeres del planeta gocen de la mejor vida sexual posible, desearía que todas nosotras fuésemos capaces de criar en el gozo y el placer. Porque no he encontrado nada más subversivo, libertario y revolucionario que el amor salvaje de "la madre mamífera" a sus crías. Porque no hay estamento, sistema ni ideología que se resista a la fuerza arrolladora de una madre dispuesta a sentir placer; a ser, por fin, ella misma.

15 abril 2014

INTERVENCIONES MEDICAS INECESARIAS

La Cascada de Intervenciones

OCTOBER 3, 2013


Muchas mujeres embarazadas que escogen el modelo de cuidado de las matronas, también escogen la opción de tener a su bebé en casa, buscando así la comodidad, la privacidad y la oportunidad para su familia de participar en su propio ambiente, con el mínimo de intervenciones.

La fisiología del parto deja claro que cuanto más relajada se siente una mujer que está en labor de parto, más eficientemente funcionará su cuerpo.
Si la mujer se encuentra nerviosa y tensa, su cuerpo liberará las hormonas del estrés (catecolaminas), que harán que se inhiba la dilatación del cuello uterino. Todos los mamíferos se comportan de la misma manera en el momento del parto: si se les priva de intimidad, movimiento o se sienten amenazados, el proceso de parto no progresa y se para por completo.
Por esta razón se utiliza la oxitocina artificial en los partos hospitalarios, la cual provoca fuertes y dolorosas contracciones que hacen que la mujer que esperaba tener un parto natural, termine pidiendo algo que le alivie el dolor tan intenso que está sintiendo a causa de esta droga.
Y así se forma un círculo vicioso. Los medicamentos administrados normalmente afectan la capacidad del cuerpo para actuar por sí solo, así que se necesita aún más oxitocina artificial, pero esto es peligroso porque a causa de esta oxitocina artificial, el útero está siendo estimulado de manera muy intensa y contínua, lo cual es muy probable que cause estrés fetal y todo termine en una cesárea.
A toda esta cadena de eventos se le llama cascada de intervenciones y es lo que conduce a la epidemia de cesáreas que se está produciendo en muchos lugares.

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REFERENCIAS: Elizabeth Davies. Heart&Hands. A Midwife’s Guide to Pregnancy and Birth.

LA PROPIA INFANCIA

La propia infancia

  • 26 octubre, 2013
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  • Alguna vez tendremos que reconocer la infancia real que hemos experimentado. Especialmente la distancia que hay entre aquello que nos aconteció y aquello que creemos recordar. El nivel de desamparo, soledad, desarraigo, violencia, abuso, mentiras, engaños, castigos o incomprensión al que hemos estado sometidos, va a marcar a fuego el modo en que hemos logrado sobrevivir en términos emocionales. Si no tenemos un panorama claro sobre las experiencias de nuestra niñez, difícilmente podamos comprender aquello que nos acontece hoy en día. Es indispensable que recordemos exactamente qué es lo que nuestra madre esperaba de nosotros. Qué hemos hecho con tal de ser amados. Hasta qué punto hemos entregado nuestros tesoros para satisfacción de los mayores. Precisamos registrar sensaciones sutiles, anhelos, fantasías, miedos o sueños inalcanzables para abordar una parte de ese niño que fuimos y del que hoy casi no quedan huellas. ¿Qué pasa si no tenemos ningún recuerdo? Es frecuente. El olvido es un recurso fabuloso de la consciencia. Si cuando fuimos niños, hemos vivido situaciones demasiado dolorosas (abandono por parte de nuestra madre, desprecio, falta de amor, exigencias desmedidas, soledad o lo que sea) la conciencia “olvidará” esas escenas. Una vez borradas, podremos seguir viviendo. Sin embargo, las experiencias no desaparecen, sino que se alojan en un lugar invisible, que Freud llamó el “inconsciente” y que luego Jung llamó la “sombra”. Ese “lugar invisible” podemos imaginarlo como el “detrás del telón” del escenario de un teatro. Desde ese sitio escondido, hacen estragos. Por eso es importante –cuando estamos atravesando alguna crisis vital- tratar de recuperar “esos” recuerdos que traen información muy valiosa sobre lo que nos sucedió. Y reflexionar también sobre qué es lo que hicimos a partir de eso que nos sucedió. ¿Es importante recordar esas cosas? Sí, claro. Tan importante como caminar por las calles sin tener los ojos vendados. Andar ciegos respecto a todo aquello que nos ha acontecido nos deja inválidos. Por lo tanto, expuestos a todo tipo de accidentes emocionales.  ¿Sirve evocar la propia infancia cuando tenemos hijos? Más que nunca. Porque no podremos comprender, percibir ni compadecer a un hijo; si antes no hemos retomado el contacto íntimo con el niño que hemos sido.

Laura Gutman

13 marzo 2014

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Foto

escrito sobre puerperio

http://www.enminusculas.com/2011/04/ultimamente-voy.html

La primera mirada

La Primera Mirada es Nuestra”

Nacer es cambiar de universo, es entregar la Totalidad para ser dos, es traspasar un espacio de completa unión, de una inconcebible protección y de una constante armonía fisiológica, donde el ser que se crea vive el estado completo de su madre; al mundo dual y físico. Requiriendo la adaptación a la primera respiración, registrando el mundo que se impregnara en las células, creando vínculo. “Para ello, existe un periodo de vigilia tranquila y alerta que dura de una a dos horas después del nacimiento, propicio a los cambios, al aprendizaje y a su memorización” Para la madre, la primera mirada de su bebé crea un “impulso maternal” evidente. Para el recién nacido, el encuentro con otra mirada humana lo refleja y lo transforma en Ser Amado...
La Primera Mirada es “fundadora” donde se establece el lazo pactando el amor.
Permitamos que se instale la emoción, que los padres descubran a su bebé, dejemos al bebé mostrarse a sus padres, nos apropiemos del momento sagrado de la primera comunicación que tejera ese vínculo que pronto se volverá definitivo. De esta manera nacen la madre y el padre; así también nace la familia.
La naturaleza lo pacto así y sabiamente luego, llena los pechos de leche para seguir siendo unidad, ya siendo dos.

Nascimento Mikael - Parto Humanizado Hospitalar

26 febrero 2014

LO ESTAMOS ACOSTUMBRANDO A LOS BRAZOS?

"LO ESTAS MAL ACOSTUMBRANDO A LOS BRAZOS" me afirmo el verdulero. Diselo a la naturaleza que lo ubico 9 meses cerca de mi corazon, 9 meses al compas de mi respiracion, 9 meses en compañia de mi voz. Ella lo mal acostumbro primero, que sabiamente lleno mis pechos lecheros, para seguir siendo uno los dos. Que te explique la naturaleza por que me sonrie cuando estoy mal y me estira los brazos loco de amor. Que lo estoy mal criando en brazos? cuando no me pide zapatos ni un auto de lujo, tan solo que lo tome, por besos babosos a cambio. No me niego a sus brazos, porque negarme seria reprimir el amor mas puro e incondicional, me pide brazos porque despues de pasar casi un año tan unidos como jamas lo volveremos a estar, nuestro unico consuelo es abrazarnos, para no extrañarnos tanto y amarnos mas y mas. Despues de todo, mas temprano que tarde aprendera a caminar y todo esto sera un hermoso recuerdo, de cuando una vez el fue bebe y mis brazos eran todo para el. Asi que señor verdulero, sin duda la naturaleza es mas sabia que ambos, lo que para usted es "mal acostumbrarlo a los brazos" ella le llama AMAR, MAMAR, MAMÁ, ni los arboles sueltan sus frutos pequeños, los cargan, hasta que estén listos

LA CARICIA

La caricia esencial rescata nuestra humanidad

20/02/2014
La caricia es una de las expresiones supremas de la ternura sobre la cual hemos tratado en el artículo anterior. ¿Por qué decimos caricia esencial? Porque queremos distinguirla de la caricia como pura moción psicológica, en función de un querer fugaz y sin historia. La caricia-moción no envuelve a toda la persona. La caricia es esencial cuando se transforma en una actitud, en un modo-de-ser que califica a la persona en su totalidad, en su psique, en su pensamiento, en su voluntad, en la interioridad, en las relaciones.
El órgano de la caricia es, fundamentalmente, la mano: la mano que toca, la mano que acaricia, la mano que establece relación, la mano que da calor, la mano que trae quietud. Toda la persona a través de la mano y por la mano revela un modo de ser cariñoso. La caricia toca lo profundo del ser humano, allí donde se sitúa su Centro personal. Para que la caricia sea verdaderamente esencial necesitamos cultivar el Yo profundo, que busca lo más íntimo y verdadero en nosotros, y no solo el ego superficial de la conciencia, siempre llena de preocupaciones.
La caricia que emerge del Centro produce reposo, integración y confianza. De ahí su sentido. Al acariciar al niño, la madre le comunica la experiencia más orientadora que existe: la confianza fundamental en la bondad de la vida; la confianza de que, en el fondo, a pesar de tantas distorsiones, todo tiene sentido; la confianza de que la paz no es un sueño, es la realidad más verdadera; la confianza de la acogida en el gran Útero.
Al igual que la ternura, la caricia exige total altruismo, respeto del otro y renuncia a cualquier otra intención que no sea la de querer bien y amar. No es un roce de pieles, sino una entrega de cariño y de amor a través de la mano y de la piel, piel que es nuestro yo concreto.
El afecto no existe sin la caricia, la ternura y el cuidado. Así como la estrella tiene que tener un aura para brillar, de igual manera el afecto necesita la caricia para sobrevivir. La caricia de la piel, del pelo, de las manos, de la cara, de los hombros, de la intimidad sexual hace concreto el afecto y el amor. La calidad de la caricia impide que el afecto sea mentiroso, falso o dudoso. La caricia esencial es leve como el entreabrir suave de una puerta. Jamás hay caricia en la violencia de azotar puertas y ventanas, es decir, en la invasión de la intimidad de la persona.
El psiquiatra colombiano Luis Carlos Restrepo en su bello libro sobre El derecho a la ternura (Arango editores 2004) dice: «La mano, órgano humano por excelencia, sirve tanto para acariciar como para agarrar. La mano que agarra y la mano que acaricia son dos facetas extremas de las posibilidades de encuentro inter-humano».
En una reflexión cultural más amplia, la mano que agarra corporifica el modo-de-ser de los últimos cuatro siglos, de la llamada modernidad. El eje articulador del paradigma moderno es la voluntad de agarrar todo para poseer y dominar. Todo el Continente latinoamericano fue agarrado y prácticamente diezmado por la invasión militar y religiosa de los ibéricos. Y vino a África, a China, a todo el mundo que se puede agarrar, hasta a la Luna.
Los modernos agarraron la naturaleza dominándola, explotando sus bienes y servicios sin ninguna consideración ni respeto a sus límites y sin darle tiempo de reposo para que pudiera reproducirse. Hoy recogemos los frutos envenenados de esta práctica sin ningún tipo de cuidado y ausente de todo sentimiento de caricia hacia lo que vive y es vulnerable.
Agarrar es expresión de poder sobre, de manipulación, de encuadramiento del otro o de las cosas a mi modo de ser. Si miramos bien, no ha ocurrido una mundialización respetando las culturas en su rica diversidad. Lo que ha ocurrido ha sido la occidentalización del mundo. Y en su forma más pedestre: una hamburguerización del estilo de vida norteamericano impuesto en todos los rincones del planeta.
La mano que acaricia representa la alternativa necesaria: el modo-de-ser-cuidado, pues «la caricia es una mano revestida de paciencia que toca sin herir y suelta, para permitir la movilidad del ser con el que entramos en contacto» (Restrepo).
En los días actuales es urgente rescatar en los seres humanos la dimensión de la caricia esencial. Ella está dentro de todos nosotros, aunque encubierta por una gruesa capa de ceniza de materialismo, de consumismo y de futilidades. La caricia esencial nos devuelve nuestra humanidad perdida. En su mejor sentido refuerza también el precepto ético más universal: tratar humanamente a cada ser humano, es decir, con comprensión, con acogida, con cuidado y con la caricia esencial.
Leonardo Boff es autor de El cuidado necesario, 2012.
Traducción de  Mª José Gavito Milano

10 febrero 2014

EL PODER DE UN ABRAZO

La duración media de un abrazo entre dos personas es de 3 segundos. Pero los investigadores han descubierto algo fantástico. Cuando un abrazo dura 20 segundos, se produce un efecto terapéutico sobre el cuerpo y la mente. La razón es que un abrazo sincero produce una hormona llamada "oxitocina", también conocida como la hormona del amor. Esta sustancia tiene muchos beneficios en nuestra salud física y mental, nos ayuda, entre otras cosas, para relajarse, para sentirse seguro y calmar nuestros temores y la ansiedad. Este maravilloso tranquilizante se ofrece de forma gratuita cada vez que tenemos a una persona en nuestros brazos, que acunamos a un niño, que acariciamos un perro o un gato, que estamos bailando con nuestra pareja, cuanto más nos acercamos a alguien o simplemente sostenemos los hombros de un amigo
 — con Pedro Molina y Ronaldo Rh Ndr.