17 mayo 2013

EL PADRE SOSTIENE LA MATERNIDAD

El Rol del padre
Podemos decir en pocas palabras que el rol del padre es sostener la maternidad.
¿QUÉ SIGNIFICA SOSTENER LA MATERNIDAD?

1. Facilitar la fusión mamá-bebé, permitirla y defenderla. Para que una madre esté en condiciones de sumergirse en la fusión, necesita despojarse de todas las preocupaciones materiales y mundanas. Precisa tener delegadas todas las tareas que no son imprescindibles para la supervivencia del niño; es decir, todo lo que no se refiera a amamantar, acunar, calmar, higienizar, ali­mentar y apoyar al recién nacido. Las tareas domésticas, el cui­dado de hijos mayores, la organización del hogar, el dinero, los conflictos con otras personas, las relaciones interfamiliares, la salida al mundo y las decisiones mentales deben ser resueltas por el hombre, tomando decisiones pertinentes para liberar a la madre del reino de lo terrestre. Para la mujer puérpera es un período celestial, en el que su conciencia opera más allá de la lógica y la causalidad. Es necesario estar despojadas de pensa­mientos racionales para admitir que atravesamos una realidad milagrosa y sin sentido aparente. La vida cotidiana continúa con sus exigencias y ritmos, y es justamente tarea del hombre hacerse cargo de organizar y dirigir la rutina doméstica.

2.-Defender de la fusión del mundo exterior. Apabullados por los consejos, las críticas, los sermones que circulan  acerca de lo que «hay que hacer». Resguardar el nido. Ser un interme­diario, constituirse en muralla entre el mundo interno y el mundo externo. Casi todo lo que llega del mundo exterior re­sulta hostil a la madre, porque funciona en una frecuencia de­masiado elevada y veloz para la sutilidad del recién nacido y desequilibra el mundo emocional de la mujer puérpera. Las madres fusionadas necesitan un defensor aguerrido que le per­mita retrotraerse a su función específica sin necesitar armarse contra el afuera. Toda energía dispersa en defenderse es energía perdida para la crianza del niño. Concretamente, el hom­bre debería velar para que la madre y el niño dispongan de silencio e  intimidad, para que haya pocas personas en la casa o sólo las que la mujer requiera, y proveer al nido sólo lo necesa­rio en alimento, confort y tranquilidad. Es interesante obser­var a la mayoría de las aves: el macho entra y sale del nido acercando alimento y vigilando que ningún intruso se acerque, mientras la hembra no se mueve del nido.

3. Apoyar activamente la introspección, es decir, permitir que la madre explore la apertura de su sombra vivenciando con li­bertad e intimidad la experiencia del florecimiento de su ma­dre interior. El apoyo y el acompañamiento afectuoso permi­tirá a la madre no asustarse de sus partes ocultas, confiar en el proceso y saber que hay una mano tendida para tomar en los tramos más duros. No importa si el hombre comprende o no de qué se trata, sólo importa saber que algo sucede, y que tal vez la comprensión racional aparezca más tarde. No hay mucho para comprender, es tiempo de atravesar.

4. Proteger. Hay muchas maneras de proteger; en nuestra so­ciedad esto se refiere principalmente a lo económico: es el pa­dre quien consigue, gana, administra y organiza el dinero del hogar para cubrir las necesidades básicas de la diada mamá-hijo. Liberar a la madre de estas preocupaciones le permite sostener la fusión y la maternidad del período inicial. El hom­bre conserva espacio psíquico disponible para tomar decisio­nes, buscar ayuda, organizar el funcionamiento familiar y re­solver cuestiones del mundo material.

5.-Aceptar y amar a su mujer. Lo esencial en este período es no cuestionar las decisiones o intuiciones sutiles de la madre, que surgen como torbellinos incontrolables, ya que responden a un viaje interior en el cual está embarcada y del cual no tiene el control. Por lo tanto, no tiene elementos para justificar sus sensaciones, pues atraviesa una transfiguración de su existen.

CRIANZA: FAMILIA Y SOCIEDAD

FAMILIA Y SOCIEDAD

La familia:
  • Conjunto de personas relacionadas por lazos de parentesco que habitualmente conviven, interactúan significativamente y están organizados y funcionan de acuerdo a diferentes reglas y códigos. Se organiza y funciona por medio de normas que la rigen.
  • El niño y la familia crecen en conjunto. Se van acomodando a las diferentes etapas. Como un organismo nace, se desarrolla y desenvuelve y perpetúa a través de sus descendientes (pasado – presente – futuro)
  • Son los vínculos con los que uno se relaciona y tiene experiencia (experiencia que forman parte de la vida interior).
  • Relacionada a lo afectivo. Interjuego de afectos (doy – recibo – incluyo – excluyo). Circulación de vínculos y afectos. Pautas de transacción, se influyen mutuamente.
Funciones:
  • Imprime sentimiento de identidad. Sentido de pertenencia (Juan Perez es un Perez toda su vida será el hijo de Marta y Pedro). Es importante y deja huella. Punto de referencia.
  • Transmisión de la cultura. Transmisión de los roles básicos: relación con los pares y la autoridad.
  • Crianza: los niños necesitan contención, frustración y pertenencia. Saber que se cuenta con ello. Confianza básica.

CRIANZA: EL ARTE DE CRIAR Y CREAR

Muchas conductas del niño que se consideran disfuncionales son respuestas adaptativas a su entorno. Es su manera de comunicar lo que ocurre alrededor.

El niño le espeja al adulto lo que necesita trabajar el mismo.

Hemos reemplazado al hombre entero, mediante la cultura técnica y mediante la máquina. Esto genera en muchos casos la sensación de falta de sentido, del absurdo, del no tener ganas de hacer las cosas… que las maquinas realizan perfectamente. Requiere de una enorme valentía hacer algo diferente.
Desde que nace hasta los 7 años aproximadamente el niño experimenta que el mundo es bueno. Aprende por imitación. No es una copia superficial. Recorre y experimenta lo que la mamá experimenta por dentro. Detecta la coherencia.

Contención:
Se llega al mundo abierto, con órganos sensorios abiertos al mundo. El niño es uno con el mundo. Proceso de aprendizaje es a través de la imitación. Cobijo, contacto, contención. Necesitan de acontecimientos vivos, no intelectuales (TV, PC). Necesita ver gente trabajando. Hábitos, habilidades percibidas por sus sentidos (cocer, lavar, arreglar, tejer, cocinar). Percibir la alegría por trabajar.
Lo cotidiano es motricidad (lavarse las manos)
Necesita serenidad. Un entorno ordenado. En el caos no sabe a que jugar. Guardar. Ordenar
- Sostener. Dar permiso. Aceptar (yo te tengo en cuenta, se lo que te pasa). El saber, el conocimiento contiene. Apoyo. La aprobación que le permite ser reconocido como otro con sus propios deseos, sentimientos y pensamientos.
- Es el SI. El sostener. Expresión de la aceptación, de la calidez, de protección. Para el niño darle amor es darle tiempo, estar con el compartir. La contención tiene dar.
- Actitud de servicio, de respecto, de veneración, de amor, de conocimiento. Encuentro del ser humano con el otro para crecer.
- Presencia: no solo física. Estar en cuerpo y alma con el niño. Interesarse sinceramente.
- Escucha: cuando el niño habla, cuenta su día, sus aventuras o pregunta sus inquietudes. Escucharlo con todo nuestro ser. Ponerse en lugar del niño, interesarnos por sus preocupaciones. Interés sincero. Esto es amor para el niño.
- Seguridad: mantener nuestros miedos puertas adentro. Darle seguridad es darle confianza. Confiar en él, en pequeñas acciones. Darle una tarea simple y dejarlo, no se entrometa en lo que hace. Si lo hace bien o mal no importa. Confíe en el. (darle algunas actividades a su cargo, tareas que pida realizar, cocinar les encanta,)
Educación del alma: los sentimientos. Cultivo de una relación humana, cariñosa, estable, segura. 
- Detenerse a ver quién es este niño, cual es mi relación con este niño (Detenerse en el saludo, en el despedirse).

Frustración:
Poner límites. Decir NO. Se aprende a vivir en sociedad. A tener en cuenta al otro. Detener. Impedir. 
Como los niños no pueden darse un ritmo a si mismos es importante que se lo demos nosotros, los adultos, el mundo externo, la escuela. Los niños tienen que aprender el ritmo: del dormir, nutricional, el no- exceso y el no de menos, con reglas bien definidas. A través de la repetición los niños consiguen la seguridad y confianza. Forma la voluntad en pequeñas conquistas del espacio, de los hábitos (todos los días la misma secuencia) Da seguridad interior.  El ritmo nos fortalece. Hábitos nos dan seguridad (acompañar al niño para que pueda practicarlos). La educación es un trabajo cultural, comienza muy abajo en los ritmos del dormir, estar despierto, alimentación, en los ritmos de los días, los meses.  
Ritmo vital en el transcurso del día, la semana, el año (vivir las estaciones, celebraciones, cumpleaños, etc.). A través del juego y de los preparativos se percibe la naturaleza y se cuida su ambiente (canciones, versos, rondas y cuentos, haciendo trabajos manuales, decoraciones, cocinando pan, galletitas, etc.) Se acercan a las tradiciones y experiencias culturales propias del lugar en el que vive y va conociendo el mundo) Así damos sentido a nuestro quehacer. 
Cuando el día esperado llega sentimos enorme satisfacción, pues hemos puesto lo mejor de si para realizar la fiesta. Acercarnos a la naturaleza de manera despierta y con un sentido profundo: paseo por la plaza, el camino a la escuela para detenernos y mirar, observar el rocío que en nuestro jardín, el crujido de las hojas al caminar, observar los árboles como van cambiando, los colores del cielo, la luna, etc. Un gesto sencillo y diario que nos ayude a hacer un alto en este tiempo en que vivimos con apuro.
El niño aprende por imitación. Todo lo que a su alrededor y pueda ser percibido por los sentidos el niño lo aprende, ningún sermón racional influye en los niños, sino lo que los adultos hacen ante sus ojos.

Límites:
Al igual que el adulto, el niño está sometido a la ley que establece que todo acto tiene consecuencias (la estufa quema si se la toca, las puertas pellizcan el dedo, los cuchillos cortan) y a través de la experiencia va adquiriendo conocimiento y va deduciendo la lección. El contacto del niño con el mundo que lo rodea (tijeras, perros, espinas, otros niños y adultos). La experiencia debe ser elaborada interiormente. 
Todo acto tiene consecuencia a a corto plazo, inmediata y que se pueda cumplir. Implica cuidado prevención. 
Ej: conducción. Tenemos que respetar las reglas. Si no, no nos entregan el registro de conductor y tenemos que aprender a tolerar aun cuando nos cueste mucho. Después si, se obtiene el carnet, la libertad, cuando se aceptan determinadas condiciones de aprendizaje. Se desarrolla una capacidad (que duele mientras estamos aprendiendo, requiere esfuerzo) 
El adulto cumple el papel del mundo circundante que actúa de rebote sobre el niño. Ante una mala acción, consecuencia (justicia y ecuanimidad, no actuar bajo el impulso de una emoción, no dejarse arrastrar por la cólera). Los niños constantemente los ponen a prueba una y otra vez, tienen necesidad de una respuesta justa. El límite no depende del humor del adulto, sino que ha de ser el resultado de una justicia, libre de todo sentimiento personal. 
La sanción debe relacionarse con la falta cometida. Ha de ser libre de cualquier deseo de desquite (“nuestros padres lo hacían así”, “fuimos tratados así”). Que no falte, ni en exceso a justo. 
Ante una situación difícil ¿Qué puedo aprender de esto? Asumo una postura, me libera y me motiva a dominar esa situación (en mi mismo descubro como adquirir capacidades) 
El límite es un mensaje de cuidado. Es el NO. Cuando se limita se da soporte y seguridad. Me define a mi y me diferencia del otro. Es una experiencia. Si lo traspaso sientes que te invado. El límite es normativo y formativo. Depende de la edad, la historia de cada uno, la respuesta a señalamientos anteriores. 
Padre faro, no padre barrera. Poner límites, tiene que ver con guiar a su mejor destino al niño y también al adulto (que está buscando en este vinculo lo mejor de sí mismo a través  de la responsabilidad que asume). Mostramos ejes de referencia, como los faros. No son exactamente una barrera, nos muestran dónde esta la costa, la zona de peligro. El niño necesita nuestra presencia como padres, educadores, guías.

¿COMO?
  • Conectarse con el desagrado personal
  • Limitar la conducta y no la persona
  • Justo (ni en exceso, ni en falta)
  • Firme (no fuerte) y claro (tono de voz). El límite fuerte da cuenta que el adulto perdió el dominio de si (el límite exige mucho esfuerzo y constante, para refrenar la irritación y las propias emociones) Hiere al niño en su dignidad. Tendencia a pegar. No depende del humor del adulto.
  • El castigo corporal termina con el asunto rápidamente, y los efectos son nocivos. Hieren la dignidad del niño, esa violencia lastima y despierta la tendencia a pegar.
  • Fijar pautas de antemano de lo que se pretende lograr. Necesita saber donde el padre quiere ir. Que se espera de él. Acuerdos previos en la pareja.
  • Todo acto tiene una consecuencia a corto plazo. Que la respuesta sea inmediata al acto. Que se pueda cumplir. Cumplir y sostener lo que decimos. La función de esta consecuencia o sanción  es iluminar la personalidad del niño. Reparar el daño causado vigoriza, estimula el sentido de justicia. Fortalece el alma. También a quien aplica la justicia, al realizar un esfuerzo imaginativo necesario para que la sanción sea reparadora
  • La sanción ocasiona molestia, enojo, seguidos de llanto o cualquier otra reacción que intensificara la conciencia de la falta cometida. Reacción natural al desagrado momentáneo. No interrumpir. La sanción puede tomar distintas formas: la del esfuerzo (recorrer otra vez el camino si se olvido algo, que riegue varios días las plantas si las rompió, etc.); la de una privación (TV).

¿CUANDO?
  • Hay un peligro real. El niño puede ser lastimado o lastimar a otros
  • Hay una situación displacentera para los padres
  • Dialogar con el niño en el momento oportuno. Hablar de la mala acción cometida, en el momento oportuno. No inmediatamente después. Esperar que se apacigüe la emoción y el primer dolor brusco. Debe producirse cierto estado de calma. Así el niño se encuentra accesible a la conversación (los sermones, las amonestaciones no es una herramienta pedagógica eficaz, cierra los oídos). Lo importante es que las cosas se saquen del interior. Proporciona un profundo alivio.
Fricción:
  • Disentir. Roce. No es un choque. Son dos iguales. Competencia (relación de hermanos). Ver hasta donde llego me permite ver mis posibilidades (lo que uno tiene). Es sentirme capaz. Es la posibilidad de interactuar con el otro y tener experiencia propia.
  • Se cede, se gana, se compite por espacios, se pierde. Contacto con el medio: la calle, el club, la escuela, conocer otros niños, otras familias. Contacto del niño con el mundo que lo rodea (perros, espinas, otros niños y adultos, etc). Experiencias que elabora internamente, para deducir algún nuevo conocimiento.
  • El juego es el trabajo del niño, forma órganos, despliega la fuerza del alma, una fuerza única, la fantasía creadora, base de la creatividad. Al igual que el cuento esta vinculado a la fantasía creadora. No aprenden de lo puntual, sino de lo periférico, sensorial, del entorno. Todo es percepción, movimiento, pensamiento y sentimiento. Los órganos se forman funcionando (estar sentado en una silla es contraproducente). Con la TV, PC se acostumbran que la iniciativa venga de afuera. Necesita estar rodeado de vitalidad (cocinar)
  • La actividad motora tiene influencia formativa sobre el cuerpo y contribuye a desarrollar las facultades cognitivas. El juego es de fundamental importancia. Significa percibir por todos los sentidos y por su cuerpo pudiendo dominar el movimiento corporal. Ser activo, tener equilibrio, percibir a través del tacto delicado y un olfato sensible (canciones infantiles, telas, juguetes, olores, experiencias con la naturaleza, cosechar) Hacen que el niño pueda comprender el mundo.
  • Espacio para que pueda correr, saltar, distenderse, estar en contacto con la naturaleza y jugar, jugar mucho (que gaste y descargue energía). Trepar árboles. En el patio desarrolla la motricidad gruesa y percibe los procesos de la naturaleza (estaciones), que pasaje de un ritmo a otro es gradual. El arte los ayuda a equilibrarse, les da vitalidad, energía (música, danza, pintura, etc.)

FUNCION DEL PADRE

Todos crecimos con hambre de padre. Al mismo tiempo que recibíamos leche del cuerpo de nuestra madre, había cierta leche invisible del padre que emanaba de su ser. Todos sentimos algo inefable cuando estábamos físicamente cerca de nuestro padre y lo extrañábamos cuando se iba. No importaba tanto lo que hiciéramos en nuestro tiempo juntos. La leche de nuestro padre parecía fluir en nuestro interior y alimentarnos con su cercanía." Autor de Los príncipes que no son azules, libro emblemático del despertar de una más profunda conciencia masculina a comienzos de los años 90, así definía el psicoterapeuta Aaron Kipnis un fenómeno que los años quizá modificaron en la forma, pero no en el fondo.
El hambre de padre deriva de una vieja creencia cultural. Según ella, los hijos serían un poco más de la madre que del padre, por el hecho de que ella los llevó en el vientre, los amamanta y, en definitiva., porque es mujer. Varones y mujeres aceptaron esto durante siglos, sin cuestionarlo. Pero llevar al hijo en el vientre no es fruto de una elección. Las parejas no acuerdan quién pondrá su cuerpo para la gestación. Si un hombre quisiera ser el portador, no podría. Extraer de allí la conclusión de que la madre es más apta para la crianza es injusto para ambos. Para el varón, porque lo desacredita sin pruebas, y para la mujer, porque a menudo le duplica la carga. Si en la práctica las madres terminan demostrándose más aptas, es por una cuestión de experiencia y de práctica, no de naturaleza. Culturalmente designadas (a través de mandatos explícitos e implícitos) para liderar la crianza, es decir las cuestiones nutricias, educacionales, de salud y emocionales de los hijos, terminan forzosamente por conocer más acerca de ellos que los padres.
¿Pero qué pasaría si el padre se levantara cada vez que el bebe llora de noche, si fuera el que va (sí o sí) a las reuniones escolares, si llevara a los hijos a todas las actividades diarias, si fuesen los papás los que poblaran las salas de espera de los pediatras, si se encargaran de organizar y preparar las comidas de sus hijos y si se sentaran con ellos para hablar de cómo les va en la escuela, o con sus amiguitos o con sus noviecitas y noviecitos reales o imaginarios? ¿Qué pasaría si esos mismos papás, después de dejar a los chicos en el colegio, se dieran unos minutos para tomar un café con otros papás y hablar de sus hijos e intercambiar comentarios acerca de la tarea paterna cotidiana? Posiblemente terminarían siendo tan expertos como las madres. La palabra experto deviene de experiencia y experiencia es algo que se vive, que no se recoge de oídas, de lecturas o de prácticas ajenas.

Ser padre trasciende el hecho biológico. Como apunta Kyle Pruett, reconocido psiquiatra infantil y autor de El rol del padre, paternizar es mucho más que inseminar, involucrarse activa, consciente y responsablemente en el bienestar y el desarrollo sano y autónomo de los hijos. ¿Alcanza con proveer económicamente, fijar normas y administrar castigos y recompensas? Hasta mediados del siglo XX ello bastaba para ser un padre eficiente. Era lo que pedía el modelo tradicional de masculinidad. Desde entonces hubo cambios sensibles en los roles y desempeños de la mujer en la sociedad, también en los modelos familiares, en los vínculos entre los sexos y, en mucho menor medida, en los modelos masculinos. Al calor de los mismos se habla desde hace algunos años de un nuevo padre. ¿Lo hay?
Si se considera que un buen número de papás cambian pañales, llevan a sus hijos al colegio o desarrollan con ellos relaciones más flexibles y amistosas, la respuesta podría ser afirmativa. Pero si queda ahí es superficial y cosmética, se reduce a imágenes publicitariamente funcionales que no sacian el hambre de padre. Hasta ahí ese padre sólo tiene de nuevo su parecido con la madre, pero no se diferencia para integrarse. A la corta, como ocurre, el eje del vínculo con los hijos sigue pasando por el lugar de la madre.
La paternidad ofrece al hombre una posibilidad de explorarse a sí mismo y de ponerse al día con sus necesidades emocionales. Le brinda la oportunidad de conectarse con lo que es y no sólo con lo que hace, como suele ocurrir con los varones. Y es una ocasión de bucear en su espiritualidad, sintiéndose parte de un todo (que incluye a los otros, al planeta y al universo en el que vive) en lugar de cerrarse sobre la mera respuesta eficiente a lo que el mundo externo, social y productivo espera de él. "Con un hijo -dice Sam Oshershon, autor de Al encuentro del padre (clásico estudio de la relación de los hombres con sus padres)-, un hombre se contacta con las partes más nutrientes de sí mismo; al entregarnos a nuestros hijos con presencia orientadora, nos sentimos dando vida, sanamos aspectos heridos de nosotros mismos que nunca fueron bien trabajados."
Un trabajo para hombres
Ser padre es un trabajo. Esto no debería asustar a los varones, habituados al mandato de trabajar productiva y competitivamente. Sólo que se trata de otro tipo de trabajo en el cual el alma no puede estar ausente, y en el que los resultados no se miden en planillas ni en el corto plazo. La recompensa está en la misma tarea, en la sola presencia. Cuando la labor se cumplió, la satisfacción de haber dado lo mejor de sí (no en términos materiales) para contribuir con la formación de una persona autónoma, capaz de mejorar el mundo con sus potencialidades.
Sobre estos pilares se ha fundado siempre la función paterna. Si han sido relegados u olvidados, si las prioridades masculinas se orientaron en otra dirección, al recuperar la conciencia sobre estos valores no se crea un nuevo padre. No es necesario. Se trata de recuperar los valores fecundos de la paternidad. Así como para concebir una vida, hombre y mujer proveen elementos propios, intransferibles e irreemplazables desde la perspectiva biológica, en el acompañamiento de esa vida hacia la consagración de sus potencialidades también ambos son necesarios por igual y ambos hacen aportes diferentes, únicos, intransferibles e irreemplazables. Esto trasciende a las coyunturas, como puede ser un divorcio. Nada de lo dicho aquí pierde su significado si una pareja se separa. Porque si bien es cierto que un hombre y una mujer pueden divorciarse, nada los autoriza a divorciarse (ni a divorciar al otro) de sus hijos.
Aportar lo diferente
A los llamados nuevos padres se les pide bastante y de ellos se espera mucho (participación, sensibilidad e involucramiento), pero no existen, como advierte Oshershon, "pautas claras que les indiquen qué significa ser padres, además de proveer económicamente" (con el agregado de que a esa función se han sumado las madres).
Si los papás se limitan a ingresar al espacio doméstico y familiar con las pautas oficiales fijadas por las madres a lo largo de siglos de administración educacional, nutricia, sanitaria y hogareña de la crianza, terminarán por ser buenos o malos imitadores (y como tales estarán siempre sujetos a supervisión y crítica) o a lo sumo buenos colaboradores. Pero un colaborador no es un coprotagonista. Y es esto último lo que el padre debe aspirar a ser. Para ejercer ese coprotagonismo tan benéfico y necesario para los hijos, no hay que pedir permiso sino establecer prioridades personales y preguntarnos en qué orden valoramos los espacios de nuestra vida. Ser padre significa resignar para ganar. Resignar tiempos personales, batallas profesionales o laborales y espacios sociales. Un padre no es un hombre disponible para todas las demandas externas ni para todas las expectativas ajenas. No es un hombre soltero en carrera hacia éxitos laborales, sociales, políticos, deportivos o del tipo que fuera. Es un hombre llamado a una tarea existencial. De él depende atenderla o no.
Hay estudios que muestran consecuencias dolorosas de la ausencia paterna (no necesariamente física, sino emocional y funcional). Por ejemplo, que la mayoría de la población carcelaria ha carecido de una figura paterna nutricia y orientadora. Esto suele repetirse en la mayoría de adolescentes embarazadas. La violencia juvenil, el bullying, las adicciones en chicos y jóvenes, el alcoholismo adolescente, las conductas de riesgo, la transgresión de los límites o la inexistencia de estos y casi todos los tópicos angustiantes que envuelven hoy a chicos y adolescentes tienen frecuente nexo con esa ausencia o con una presencia disfuncional. Tampoco en esto los chicos nacen de un repollo.
A su vez la presencia paterna asertiva, amorosa y responsable tiene frutos. Donde el padre funciona como tal (y no como un supuesto par que se dedica a compartir con el hijo travesuras, transgresiones, lugares de baile y diversión, excesos y lenguajes que no le son propios), los hijos crecen más seguros de sí mismos. La mirada valorativa del padre afirma lo mejor de la esencia masculina en los hijos y de la femenina en las hijas. Unos y otras tienen confianza para salir de los rígidos estereotipos de género y explorar y ampliar sus horizontes como personas. Cuando el padre está involucrado los hijos tienen mejor rendimiento escolar. El tiempo que un padre invierte conversando con los hijos o leyéndoles enriquece las habilidades verbales de estos. Pruett ha comprobado que, en esos casos, las chicas desarrollan habilidades para las matemáticas y los varones demuestran talento para las humanidades (es decir, se abren campos que los estereotipos estrechan o niegan). Un padre involucrado no sólo intelectual y emocional, sino también físicamente (caricias, abrazos, juegos físicos tanto con hijos como con hijas) favorece a sus retoños la afirmación, la seguridad y la conformidad con el propio cuerpo.
El compromiso paterno genera respeto y el respeto da autoridad. Un padre con autoridad puede poner límites lógicos y razonables con firmeza y con amor. Ningún hijo aplaude a un padre por los límites, pero cuando el vínculo está sustentado por acciones, respeta esos límites porque respeta a quien los marca. Cuando la figura paterna es lejana ante el desmadre se deberá apelar al autoritarismo, pues no hay fondos afectivos para hacerlo de otro modo. El autoritarismo provoca miedo y alienta la transgresión riesgosa.
Presentes y reales

Un padre presente alivia la tarea materna sin reemplazarla, sino complementándola. Y equilibra los espacios de poder en la pareja y en la familia. Agrega otras visiones del mundo, socializa (función paterna clave), aviva la curiosidad de los hijos, estimula la imaginación, conecta con la diversidad, permite descubrir diferentes modos de estudiar, de jugar, de conversar, de interactuar y, además, los autoriza. Una función paterna, que se cumple de diferentes maneras a lo largo de la vida, es la de dejar ir a los hijos, empujarlos al mundo tras haberles provisto información y haberlos entrenado en el uso de las herramientas propias de ellos. La madre tiende a retener y es el padre quien, con amor, presencia y asertividad, puede cortar amorosamente ese cordón umbilical invisible que une a madre e hijo. Esto permite a los hijos madurar, completar su crecimiento, y a la madre salir de un rol fijo y a veces abrumador para recuperar y fecundar otros espacios propios en su vida como mujer.
Cuantos más padres se involucren en el rol que les es propio y necesario, habrá más paternidades reales y menos necesidad de imaginar otras, nuevas. Ser padre es cosa de hombres y encierra riesgos. No habría que temerles. Riesgo de equivocarse, riesgo de carecer a veces de respuestas, riesgo de exponer nuestras partes menos seguras y menos valoradas por nosotros mismos. Ningún riesgo del que no haya retorno. No se aprende a ser padre si no es conviviendo con los hijos. En Cartas a mi hijo, una bella recopilación, el teólogo Kent Nerburn escribe: "No quedé limitado por la paternidad. Quedé liberado del temor de las limitaciones. No quedé agobiado por las responsabilidades, las responsabilidades dejaron de ser una carga. La Naturaleza se puso en orden por sí misma". Un padre presente pone, pues, a la naturaleza en orden. Y la desequilibra cuando no cumple con su función. Esto no es ni de nuevos ni de viejos padres. Es de padres..

05 mayo 2013

PATERNIDAD

Foto: El meme anterior y los comentarios bajo su muro nos ha inspirado otro. 

Nos cansa ver cómo perpetuamos los estereotipos de género cuando sobreaplaudimos las labores de cuidado realizadas por los tíos. Al naturalizar su ejercicio por parte de las mujeres, se dan por hecho, como si ella las tuviera que hacer porque es "lo propio de su género" o "inherente a su condición de mujer". Así, se invisibiliza todo el trabajo que supone cuidar: el hogar, a lxs amigxs, a personas especialmente dependientes, enfermxs, ancianxs, niñxs. El cuidado de los espacios, de los afectos, de la alimentación o de la salud. 

Sin embargo, cuando es un chico el que lleva a cabo algunas de esas tareas (que además, se limitan en muchas ocasiones a un relativo cuidado del bebé -basado en el cariño o el mimo, cuidar es mucho más-: pasearlo, darle el biberón... que son las que parecen más "tiernas"; otro gallo cantaría cuando se trata de cambiar el pañal al abuelo) se sobredimensionan. Hartitas estamos de ver, como decíamos anteriormente, el aplauso a la paella de los domingos de los maromos, hartitas! Y quién cocina el resto de días de la semana? Y quién se encarga de planificar, de tener listos los ingredientes, de fregar los platos tras la tan aplaudida paellita?... 

Cuestionemos por qué a veces "se nos cae la baba" cuando vemos a un tío cuidar, desnormalicemos el que lo hagan las mujeres y replanteemos una economía del cuidado (desidealizado) colectiva y desgenerizada.


Nos cansa ver cómo perpetuamos los estereotipos de género cuando sobreaplaudimos las labores de cuidado realizadas por los tíos. Al naturalizar su ejercicio por parte de las mujeres, se dan por hecho, como si ella las tuviera que hacer porque es "lo propio de su género" o "inherente a su condición de mujer". Así, se invisibiliza todo el trabajo que supone cuidar: el hogar, a lxs amigxs, a personas especialmente dependientes, enfermxs, ancianxs, niñxs. El cuidado de los espacios, de los afectos, de la alimentación o de la salud. 

Sin embargo, cuando es un chico el que lleva a cabo algunas de esas tareas (que además, se limitan en muchas ocasiones a un relativo cuidado del bebé -basado en el cariño o el mimo, cuidar es mucho más-: pasearlo, darle el biberón... que son las que parecen más "tiernas"; otro gallo cantaría cuando se trata de cambiar el pañal al abuelo) se sobredimensionan. Hartitas estamos de ver, como decíamos anteriormente, el aplauso a la paella de los domingos de los maromos, hartitas! Y quién cocina el resto de días de la semana? Y quién se encarga de planificar, de tener listos los ingredientes, de fregar los platos tras la tan aplaudida paellita?...

Cuestionemos por qué a veces "se nos cae la baba" cuando vemos a un tío cuidar, desnormalicemos el que lo hagan las mujeres y replanteemos una economía del cuidado (desidealizado) colectiva y desgenerizada.

02 mayo 2013

BENEFICIOS DEL ACOMPAÑAMIENTO DE UNA DOULA

EFECTOS PSICOLÓGICOS Y A LARGO PLAZO EN LA MUJER DE LA PRESENCIA DE UNA DOULA

El parto es de las pocas experiencias en la vida de una mujer que la pueden marcar tan profundamente, positiva o negativamente, dado que es un período muy sensible, en el que ella está abierta al cambio. El cuidado que reciban ella y su hijo tiene impacto a largo plazo en su autoestima, su relación de pareja, como va a cuidar a su hijo y su bienestar.

Varios estudios demostraron que el recuerdo del parto sigue vivo en la mujer al menos por 20 años y que estos recuerdos están determinados por el cuidado ofrecido por quienes la rodeaban y no tanto por el parto mismo. Por ejemplo, un parto vaginal, rápido y sencillo podía ser recordado negativamente si la mujer era dejada sola y no sabía lo que estaba pasando, por el contrario, un parto prolongado, complicado, que incluso podía haber terminado en cesárea podía ser recordado como una experiencia muy positiva si se sintió, acompañada, informada y respetada.

La presencia continua de la Doula puede hacer la diferencia en la experiencia y el recuerdo de la mujer.

Extracto del artículo "Aportes de las Doulas a la Obstetrícia moderna" de Verónica Valdés L. y Ximena Morlans H. publicado en la revista chilena de obstetricia y ginecología Scielo.

DESVENTAJAS DE LA LAIMENTACIÓN CON LECHE EN POLVO

Y DESPUÉS DEL NACIMIENTO QUE?


Has preparado el parto, has seguido mes a mes cómo evolucionaba tu bebé dentro de tu cuerpo, has comprado la ropa, le quitastes las etiquetas, la lavaste con jabón especial, la guardaste, preparaste quizás la habitación del bebé. Has leído mil libros y con suerte y con trabajo personal y externo has tenido un buen parto y llega el dia, el gran dia, ese que esperabas desde el principio de saber que estabas embarazada, por fin conoces a tu bebé, puedes tocarlo, olerlo, saborearlo.
Tu pareja y tu ya no sólo sois dos, ahora sentís la intensidad de ser una familia, llegais a casa y hasta la casa parece diferente….
Y ahora que….
Tienes en brazos a esa preciosidad que milagrosamente es parte de los dos, no te lo crees, lo habeis hecho, tu cuerpo ha creado otro cuerpo tan pequeño y tan perfecto que parece increible, a pesar de que desde el principio de la humanidad se lleva haciendo, para ti sigue siendo increible, es tu hijo, este es tu hijo, y por supuesto es el más perfecto, el más bonito, el más….
Te sientas en el sofá con el en brazos, lo miras, lo vuelves a mirar y quizás lloras de la emoción, de agradecimiento a la vida por haberte dejado ser también tu creadora de ella, y de repente llega la angustia, y si le pasa algo, y si no soy capaz de hacerlo, es tan pequeño y tan indefenso…
Puedes, eres madre, puedes.
Tu cuerpo sigue siendo sabio, igual que siempre, empezo a ser especialmente sabio en el embarazo y ahora lo es más, has sentido la fuerza del parto, la conexión brutal con la creación, con el universo, con la vida y ahora lo es todavía más, déjate sentirlo, déjate sentir la angustia, pero no te hundas en ella, la angustia de las puérperas es también un mecanismo de protección, cómo el miedo, úsalo. El miedo va a hacer que no te descuides, que sigas alerta, pero no dejes que te invada.
Disfruta cada instante, lo que necesitais tu bebé y tu, lo sabe tu cuerpo y lo sabes tu, contacto, caricias, teta a demanda, y más contacto. Somos mamíferos y todos los mamíferos sobretodo necesitan contacto, el calor de mamá, su latido, su piel, su olor. Disfruta y goza de cada avance, de cada gesto, escucha, estate atenta y aprenderás a conocerlo, nadie en el mundo, ningún pediatra, ningún médico, ni siquiera tu doula, va a saber más de tu bebé que tu. Date tiempo, tiempo para descubrirlo, para saber quién y cómo es ese milagro que tienes en los brazos. Los primeros días son un “conocimiento” un principio de “noviazgo” en el que los dos vais a aprenderos.
Estás cansada, tu cuerpo es un coctel hormonal poderoso, donde la oxitocina danza libre y amorosa, intenta descansar cuando lo haga el bebé, ¿te apetece gozar del  sol con tu bebé? sal a la calle y pasea, ¿sientes que es un momento de recogimiento y prefieres quedarte en casa? hazlo. Una de las grandes cosas que nos enseñan los bebés es a fluir, fluye con él, no hay normas, ni horarios preestablecidos, vive cómo no vivías desde que eras pequeña, olvÍdate de las normas y entra en el reino del “caos”, desde allí es infinitamente más fácil vivir con un bebé. Es un mundo nuevo, un universo propio diferente para cada diada madre-bebé. Disfruta.
Y grávate esto, repitételo cada vez que te asome la duda: TU PUEDES.

LACTANCIA E INFECCIONES RESPIRATORIAS


Lactancia materna reduce probabilidades de que bebés padezcan infecciones respiratorias   
Lima, abr. 27 (ANDINA). Los bebés que reciben lactancia materna tienen entre 30% y 50% menos de probabilidades de padecer alguna infección respiratoria aguda (IRAs), tales como gripe, resfrío, bronquitis o neumonía, en temporada de cambio de clima, en comparación con los que no reciben este alimento natural, afirmaron pediatras del Hospital Nacional Dos de Mayo.
Médicos del hospital Dos de Mayo insisten en beneficios de la lactancia materna. Foto. ANDINA/Archivo
Médicos del hospital Dos de Mayo insisten en beneficios de la lactancia materna. Foto. ANDINA/Archivo
“Esto se debe a que los bebés que lactan aseguran no solo una adecuada nutrición, sino también refuerzan su sistema inmunológico, ya que la leche materna es el único alimento que contiene todas las proteínas, grasas, azúcares, minerales y vitaminas que requiere el ser humano en sus primeros años de vida para asegurar un óptimo desarrollo a futuro”, aseveraron los especialistas de ese nosocomio.
Dijeron que, inclusive, se puede afirmar que los niños y niñas que sustituyen la lactancia natural son menos saludables y presentan una marcada incidencia de tos y procesos alérgicos.
Agregaron que por el cambio de clima y el alto porcentaje de humedad de la capital, los bebés e infantes suelen ser las principales víctimas de padecer alguna infección respiratoria aguda, por lo que este riesgo disminuiría si el menor recibiera lactancia materna desde su nacimiento.
“La primera leche, conocida como calostro, brinda inmunidad a los menores. Por ello es importante alimentarlos con lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad, a fin de que estén protegidos de infecciones respiratorias, digestivas y prevenir alergias en la adultez. Luego se debe seguir con la lactancia complementada con otros alimentos”, señalaron.
Los expertos añadieron que si una madre presenta alguna dificultad en segregar leche, existen diversos ejercicios que pueden ayudarle a fomentar este regalo de vida a su hijo o hija, pues la leche materna, al ser una sustancia viva, no solo aporta nutrientes, células inmunitarias, sino que también fortalece el vínculo con la madre, al transmitir amor.
“Muchas mujeres se dan por vencidas cuando segregan poca lecha materna o porque sienten  dolor y suelen recurrir a las fórmulas, sin saber que ninguna de ellas sustituye o es mejor que la leche materna”, manifestaron finalmente.
(FIN) NDP/ART

CARICIAS QUE SANAN EL STRESS GESTACIONAL


Las caricias maternas sanan los efectos del estrés de la gestación en los hijos

Pueden modificar el componente genético afectado durante el embarazo, revela un estudio


Una investigación realizada en el Reino Unido ha revelado que las caricias maternas pueden sanar los efectos sobre los hijos del estrés de la madre durante la gestación. Si la madre acaricia a su bebé las primeras semanas de vida, el pequeño mejorará su adaptabilidad fisiológica y se reducirán sus emociones negativas, señala el estudio.


Imagen: losiek. Fuente: Flickr.
Imagen: losiek. Fuente: Flickr.
Los autores de una nueva investigación realizada en el Reino Unido afirman que las madres, al acariciar a sus hijos durante sus primeras semanas tras su nacimiento, podrían modular los efectos del estrés materno durante la gestación, sobre el desarrollo del feto.

El aumento en la incidencia de la depresión materna se relaciona por un lado con una menor adaptabilidad fisiológica y por otro con una mayor cantidad de emociones negativas en los hijos, todo ello debido a una falta de caricias por parte de la madre.

El estudio, publicado recientemente en la revista PLoS ONE, contribuye al conocimiento que se posee sobre esta afección y permitirá diseñar mejores servicios de información para las embarazadas y sus parejas.

Estudios anteriores habían descubierto que el estrés durante el embarazo puede provocar problemas con respecto al comportamiento y las emociones de los niños durante periodos prolongados de tiempo.

Efecto a largo plazo 

En este nuevo trabajo, investigadores de la Universidad de Liverpool, de la Universidad de Manchester y del King's College de Londres (Reino Unido) estudiaron a madres y niños que participaron en el Estudio Wirral sobre Salud y Desarrollo Infantil, con el fin de determinar la capacidad de una madre para modificar los efectos del estrés tras el nacimiento.

El estrés durante el embarazo es capaz de reducir la actividad futura de los genes de los hijos dedicados a generar una respuesta ante él.

El estrés prenatal es capaz de activar respuestas positivas o negativas en función del entorno en el que se desarrolle el niño, datos que se han relacionado con el hecho de que algunos niños presentan una mayor susceptibilidad a mostrar más miedo o enfado.

“La emotividad negativa es un componente clave del temperamento infantil que conlleva una inclinación al enfado ante los límites impuestos, como el permanecer sentado en un asiento de coche y al miedo ante situaciones no comunes como cuando se acerca un desconocido”, indicaron los autores.

“Una mayor inclinación al enfado suele asociarse con anomalías de la conducta y con el miedo y los trastornos de ansiedad en etapas posteriores de la infancia”.

La caricia como solución

Los autores observaron que las relaciones entre los síntomas de la depresión durante el embarazo y las emociones infantiles posteriores de miedo y enfado, así como la respuesta cardiaca ante el estrés a los siete meses, varían en función de la frecuencia con la que la madre hubiese acariciado al bebé en la cabeza, la espalda, las piernas y los brazos durante las primeras semanas de vida. Así pues, se concluye que las caricias podrían modificar la actividad genética.

“En estos momentos, estamos realizando un seguimiento de los niños del estudio Wirral para comprobar si la información relacionada con las caricias de la madre siguen influyendo en posteriores etapas del desarrollo”, afirmó la Dra. Helen Sharp del Instituto de Psicología, Salud y Sociedad de la Universidad de Liverpool.

“De este modo, pretendemos averiguar si es adecuado aconsejar a las madres que han padecido estrés durante el embarazo que acaricien más a sus hijos durante los primeros momentos de su vida”, concluye la investigadora.

Referencia bibliográfica:

Sharp H, Pickles A, Meaney M, Marshall K, Tibu F, et al. (2012) Frequency of Infant Stroking Reported by Mothers Moderates the Effect of Prenatal Depression on Infant Behavioural and Physiological OutcomesPLoS ONE. DOI:10.1371/journal.pone.0045446.

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