05 abril 2015

ANDADORES PUEDEN AFECTAR DESARROLLO BEBES

Por Irene Rodríguez S.

Fueron creados con el propósito de ayudar a personas que no podían caminar, a quienes habían sufrido un accidente y necesitaban apoyo para movilizarse, o a otros que por su avanzada edad se les hacía difícil caminar. También procuraban ayudar a niños que tuvieran retraso en su desarrollo para gatear o andar.
Pero su uso se popularizó y años más tarde las andaderas estaban en las tiendas de artículos para bebé como un dispositivo para aprender a caminar y ayudar al menor a movilizarse. Padres, pediatras y especialistas en desarrollo infantil las recomendaron.
Sin embargo, el tiempo ha mostrado los efectos nocivos de aquella moda, todavía vigente hoy en algunos hogares.
Un estudio publicado en 2010 en el Bristish Medical Journal resaltó que estos aparatos no solo aumentan el riesgo de accidentes y lesiones graves, sino que retarda el desarrollo del niño y fuerzan al menor a tener posturas y movimientos antinaturales, retrasando el aprender a caminar.
La pediatra panameña Catalina Cuéllar, especialista en ortopedia, destaca que el desarrollo motor va de la mano con el desarrollo mental: el bebé primero se arrastra, luego se sienta, gatea, y, por último, camina. Este ciclo se rompe con las andaderas, que apuran un movimiento similar al caminar y que, a la larga, demorará más que camine sin apoyo.
“Los que gatean hacen un entrenamiento físico e intelectual para aprender a moverse; los que usan andador son más propensos a sufrir lesiones porque no llevaron ese proceso y su mente no sabe cómo coordinar o reaccionar”, explicó Cuéllar.
Para ella, el problema puede ir más allá: “Ahora no hay pruebas científicas suficientes, pero si se hiciera un estudio pormenorizado, con estadísticas de seguimiento, seguramente nos encontraríamos con anomalías en las rodillas y pies de los pequeños”, aseveró.
Rodolfo Hernández, director del Hospital Nacional de Niños, recalca que las andaderas hacen que los niños no se vean las piernas y altera la relación del niño con el espacio. “Parece que la mayoría de los niños se empareja con sus pares entre los 15 y los 18 meses, pero hay que prestar atención. La naturaleza no nos enseña a caminar con las piernas abiertas, pero la andadera sí hace que el niño se movilice con las piernas abiertas”, agregó.
Más riesgos. Accidentes serios tras haber usado una andadera tampoco son excepcionales. El Hospital Nacional de Niños ya recibió tres casos en lo que va del año. Una de las niñas lleva mes y medio hospitalizada, tras llegar con el 25% de su cuerpo quemado.
Los médicos de ese centro médico aseguran que el 30% de los accidentes graves que atienden en bebés menores de un año están relacionados con una andadera.
“Un niño en andadera tiene cuatro veces más riesgo de caerse de un segundo piso que uno que no está en este aparato, dos veces más posibilidades de fracturas y el doble de riesgo de quemaduras y de heridas por objetos punzocortantes”, subrayó Hernández, quien indicó que comenzó una lucha para seguir el ejemplo de Canadá y Brasil, que prohibieron las andaderas.
“El departamento legal del Ministerio de Salud ya está evaluando cuáles parámetros seguir y analiza estudios de otros países para determinar si se prohíbe la venta de estos aparatos. Yo no me voy a cansar hasta que así sea, si ya dos países pudieron, nosotros también podemos”, concluyó el jerarca.
Sin embargo la ministra de Salud, María Elena López, dijo a La Nación que el uso como tal no puede prohibirse , pues “es imposible imponer estas limitaciones a menos que se tenga una evidencia tremendamente firme”.
Indicó que sí harán una campaña para comunicar al público sobre los riesgos de las andaderas.
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01 abril 2015

Colecho sí, colecho no? Algunos lineamientos de reflexión

El colecho es una práctica que esta en la mira actualmente en los medios de comunicación, pero es una práctica que existe hace miles de años y jugó un papel esencial para la supervivencia de nuestra especie. Para el Dr. Carlos Gonzalez el colecho implica seguridad y adecuación a las necesidades del bebé, y ha permitido que nuestra especie supere condiciones de frió, inseguridad y precariedad a lo largo de la historia. 

En muchas culturas es una practica aceptada y cotidiana, incluso practicada por la mayoría. Actualmente en nuestro país esta práctica se comenzó a volver popular por sus beneficios demostrados en diversos estudios, pero sigue siendo cuestionada por cierto grupo de profesionales de la psicología y la pediatría.
Ante todo es importante preguntarse:
¿Puede ser el colecho bueno o malo per se?
Como toda práctica depende de quienes la realizan y la flexibilidad de saber distinguir las necesidades de nuestros hijos y las propias como padres. El colecho o no siempre debe ser una elección de la familia, nunca impuesto por un profesional.
¿Cual es la relación entre gestación extrauterina y colecho?
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Durante los primeros 9 meses de vida se habla de gestación EXTRAUTERINA. El pequeño ser que acaba de nacer tiene una necesidad los primeros meses de vida (especialmente los primeros 3m) de estar en contacto casi constante con el cuerpo materno o el de quien supla la función (en caso de ausencia de la madre, cansancio materno o que deba volver al trabajo de un cuidador que puede ser también el padre). Esto es fundamental además para establecer la lactancia exclusiva. El bebé busca el cuerpo materno y el pecho como refugio (Nils Bergman dice que cuerpo materno es el hábitat del recién nacido). El colecho en esta etapa suele ser la forma de dormir preferida por los bebés y los papas. Todos descansan mejor, ya que el bebé mama mucho de noche (y de día) y así evitan levantarse constantemente. También evita que el bebé se desvele a causa de su propio llanto ya que permite dar la teta acostados apenas el bebé la comienza a buscar. Todos siguen durmiendo. El colecho ayuda a la producción de oxitocina, la hormona del amor, que influye en la lactancia y el vinculo con nuestros hijos, favoreciendo una adecuada respuesta a sus necesidades. La autora Rosa Jove sostiene además que ayuda a regular las fases del sueño a través de la sincronía de la respiración de la mama y el bebe.

Debemos tener especial cuidado cuando estamos en contacto con familias en esta etapa, ya que es muy sensible y de mucho cambio. Imaginemos cuán duro debe ser para una mamá transitando el puerperio inmediato escuchar los prejuicios de muchos profesionales (pediatras y psicólogos) que insinúan que está abusando de su hijo por colechar. Muchas veces es la única forma de descanso posible para ese bebé y esa mamá.
¿Todos los bebés necesitan colechar?
Todos los bebés al igual que todos los adultos son distintos. Podemos decir que por neurobiología del apego el colecho es beneficioso para todos. Igualmente hay múltiples realidades. En algunos casos cuando el bebé se alimenta con fórmula no siempre despierta tan frecuentemente y puede adaptarse (o no) con más flexibilidad a la cuna. Y por supuesto hay bebés que naturalmente duermen más profundo que otros (esto no es lo más habitual son contados casos )y entonces se adaptan a la cuna en la habitación de sus padres (hasta los 6m ser recomienda co habitación) .1377288_10153297641150534_1516663967_n
¿El colecho afecta la sexualidad de los padres?
No necesariamente. La sexualidad puede continuar en otros espacios de la casa, apelando a la imaginación de los padres se puede continuar disfrutando libremente. El puerperio es una etapa donde el deseo sexual suele descender en pro de favorecer el vinculo con el bebe y esto tiene una base hormonal provocada por la lactancia. Es importante que cada pareja pueda establecer comunicación fluida sobre estos temas y buscar espacios de intimidad y placer conjunto. Lo mas importante es la intimidad, no la genitalidad, Cuando la intimidad y comunicacion continuan fluyendo la sexualidad se ira acomodando a los deseos y necesidades reales de cada pareja parental.
¿Es necesario colechar para criar con amor y apego seguro?
Por supuesto que no. Criar con amor implica responder a las necesidades de nuestros hijos, respetar sus tiempos y procesos de maduración, brindar contacto, caricias, demostrar afecto, consolar su llanto y entender sus enojos siendo conscientes de que no son mañas sino manifestaciones genuinas de sus necesidades. Podemos hacer todo esto sin colechar.
¿Cuando dejar el colecho?
Hay muchas posturas de hasta cuando el colecho, algunos sostienen que hasta que el niño quiera dejarlo, otros plantean una edad cronologíca y otros lo pensamos como un proceso. Considero que al igual que con la lactancia que cuando hay indicios de incomodidad tanto en el hijo como en los padres, es tiempo de buscar otra forma. No puedo decir una edad marcada numéricamente como límite por que bien sabemos que los procesos no responden a la matemática. Pienso más bien en ir observando la maduración de cada niño. Como sabemos el sueño de los niños durante la primera infancia cambia constantemente, por eso es importante ser flexibles a sus necesidades para poder acompañar estos procesos.

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Cuando los padres comiencen a sentirse incómodos o el bebé comienza a preferir y tolerar otros espacios de descanso. Los niños van mostrado señales: mayor autonomía, más capacidad de espera y a disfrutar estar en compañía de otros adultos (también tolerar más la separación). A los 9 meses en general se desplazan solos gateando (algunos pocos caminando) y van adquiriendo mayor autonomía. A la vez construyen la categoría del extraño y surge la angustia de saberse distintos a mamá. Se manifiesta mucha angustia ante separación (está etapa suele darse entre los 6 meses y los 8 y durar incluso hasta el año, dónde no concluye sino que ante situaciones nuevas de separación resurge, como en el inicio del jardín o guardería). Desde la crianza respetuosa los padres buscan acompañar este momento, muchos que estaban pensando en dejar de colechar esperan a que pase este momento para hacerlo. ¿Hasta cuando? Insisto para mi es un proceso. Cuando se extiende más allá del preescolar habría que pensar e indagar el caso puntual de esa familia y ver que está ocurriendo. No se puede tomar un dato aislado de la crianza del niño sin poder observar toda la realidad que lo rodea. El colecho en sí mismo como dato aislado no nos dice nada.
Acercarnos con muchísimo respeto a la realidad del otro, parece algo obvio pero en la práctica no lo es. Muchas veces el proceso fluía y una separación abrupta (ingresó a la escolaridad forzado, un duelo familiar, la llegada de un hermanito, enfermedad o una intervención médica por ej) puede generar obstáculos y demorarlo. En ese caso puede ser pertinente la intervención profesional siempre con el consentimiento de los padres y respetando sus decisiones.
Información complementaria importante:
Estudios cientificos
Nils Bergman

HUELLAS DE LA HISTORIA FAMILIAR