28 mayo 2012

Hola, muy importante este artículo, tomensé el tiempo para leer vale la pena informarse correctamente de lo que viene sucediendo

Partirse en dos    Por Roxana Sanda

La tensión que ya es histórica –aun cuando no tiene demasiados años de desarrollo– entre las asociaciones médicas y de profesionales que asisten a las mujeres en el momento del parto y quienes, desde diferentes ámbitos, trabajan por lo que se llama “parto respetado” no ha servido más que para dejar a las mujeres de parto en la grieta de tener que someterse a las rutinas médicas institucionales o bien buscar alternativas como el parto domiciliario. Sin embargo, otras brechas se están abriendo. Parto respetado no es sinónimo de domiciliario, sino que es aquel que se vive y se protege como un proceso fisiológico y emocional saludable que no requiere intervención médica, sino acompañamiento y sostén. Dos experiencias, una en Morón, en una maternidad pública, y otra en Vicente López, en una privada, dan cuenta de que es posible atender el parto y nacimiento con respeto por quienes son protagonistas: la mujer que pare, el hijo o la hija que va a nacer y la familia que los acompaña.
María Inés F. sonríe entusiasmada. Con una mano sostiene a su beba de diez días mientras que con la otra escribe en fibrón de colorado estridente “aquí nació mi hija el 4-5-12”. Lo hace en uno de los pasillos principales del Hospital Municipal de Morón, sobre una pared que se fue grafiteando durante años para dejar registrada la llegada de las criaturas al mundo. A María Inés ese nacimiento le regaló grandes motivos de festejo, porque es el segundo en esa institución, pero el primero que parió como quiso y con quien quiso. “Cuando llegué con mi pareja al hospital para tener a nuestra hija, la partera que me atendió nos comunicó que podíamos elegir cómo parir, en unos sillones especiales que hay en la sala de partos, ‘o en el banquito ése del rincón’, me dijo, y me mostró algo que nunca había visto en mi vida. Me la quedé mirando como si fuera de otro planeta y le pregunté si estaba segura de lo que decía, porque a mi primer hijo lo había tenido en este mismo hospital pero acostada en una camilla, con las piernas sobre unos estribos y con el famoso goteo. Se rió, me respondió que las cosas habían cambiado y que ahora yo era dueña de elegir. No sé cómo, el trabajo de preparto nos fue llevando de una cosa a la otra, y de ahí al banquito. Y fue increíble esa sentada: por primera vez en mi vida vi mi propio parto, sin sondas, y con mi compañero al lado. Lo cuento en el barrio y todavía lloro de la emoción.” Ella no lo sabe, pero su caso irrumpe entre los que vienen a marcar la cancha en las instituciones públicas y en unas pocas –muy pocas– privadas, donde se trabaja para instalar nuevas prácticas de nacimiento que prescindan de partos medicalizados, inducidos y/o conducidos. La experiencia es auspiciosa y da para el ejemplo en esta Semana Mundial por un Parto Respetado, de lema “El nacimiento y la economía” porque, precisamente, avisa que no sólo las mujeres de clases acomodadas tendrían derecho a gozar de esas prácticas, antiintervencionistas y humanizadas sí, pero siempre limitadas a los bolsillos más abultados.
Constanza Niscovolos

Abriendo camino

“¿Por qué el parto debería ser domiciliario para que sea respetado y mínimamente invasivo desde lo fisiológico?”, se preguntó Delia Zanlungo Ponce, secretaria de Salud y Desarrollo Social del municipio de Morón, casi dos años atrás, cuando asumió en esa gestión. Había motivos de sobra para encontrarle respuesta al interrogante, desde su militancia feminista y a través del parto domiciliario que experimentó con su primer hijo, Facundo, parido hace cuatro años en una de las habitaciones de su casa, hasta hace apenas quince días con su beba, Juliana Eva, que nació en el agua templada de la bañera. Lo personal se alimentó de lo público en la promulgación en 2004 de la Ley 25.929, de derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento, y desde que el entonces intendente Martín Sabbatella decidiera incorporar al municipio un área de Políticas de Género que Zanlungo Ponce dirigió. Hoy, con Lucas Ghi continuando esa traza, deberían alcanzarse en el ámbito hospitalario las metas que propone el parto humanizado. El hombre dejó clara la intención el 8 de marzo último, en el Día Internacional de la Mujer, cuando inauguró la misma sala que utilizó María Inés F. para facilitar el nacimiento de su hija. “Esta sala de preparto tiene que ver con un nuevo concepto de la maternidad centrada en la familia, humanizada y que expresa el perfil del hospital que estamos construyendo”, celebró Ghi. “El espacio añade la calidez, contención y seguridad que muchas veces trasciende a la pareja en este momento especial.”
En ocasiones, Delia explica a médicos y obstétricas (el nombre técnico de “parteras”) dispuestos a dialogar que “el embarazo y el parto son una de las pocas situaciones en las que una mujer ingresa al hospital porque está sana y vital. Es un cuerpo saludable, un cuerpo que se angustia, que necesita acompañamiento emocional y físico, mientras que el sistema de salud está preparado para recibir enfermos y, en cirugía, para trabajar con personas anestesiadas. El parto que irrumpe en la institución es un evento en el que hay que manejarse con la vitalidad del dolor; es un acto fisiológico, hormonal, físico pero principalmente emocional, en el que una tiene que abrir el útero y el pensamiento. El desafío es que el sistema aprenda a acompañar a las mujeres en sus tiempos”, aun cuando fueron perdiendo el poder memorioso de parir. “Si no hay complicación, nuestro cuerpo está preparado para esto. El tacto, los sueros, la episiotomía y la cesárea tienen que ser excepción.” ¿Pero cómo cuadrar los vaivenes del cuerpo y las emociones con el tiempo institucional? “Tiene que ver con los cambios culturales de todos y todas. Digo esto porque el hecho de que las parteras sean mujeres no garantiza que los modelos más instituidos, patriarcales, médico-hegemónicos no estén instalados. Creo que en la salud pública atravesamos un proceso en el que hay tanta resistencia a lo nuevo como adhesiones. En el caso del Hospital de Morón, las obstétricas, médicos y médicas van descubriendo que, cuando una mujer está acompañada, se practican menos intervenciones y resultan mejores partos. En este aprendizaje, lo rico del Estado es que tiene la posibilidad de garantizar los derechos al vulnerable.”
Los cambios son demasiado recientes y los tiempos aún cortos como para desterrar de un plumazo algunos síntomas de destrato hacia las mujeres, viejos conocidos del sistema hospitalario argentino. Las guardias que asisten los partos no son homogéneas y por tanto las experiencias de las parturientas siguen siendo variadas, aunque prima la decisión política del contacto humanizado. La episiotomía es una de las prácticas que dejó de realizarse con éxito por la decisión tomada hace unos cinco años, si bien no se la rechaza cuando suponen que peligra el desgarro. El fortalecimiento de derechos se profundizó en la creación de un espacio para los cursos o encuentros preparto. Unas 25 mujeres, con permiso de acompañamiento, se reúnen para escuchar a las parteras y escucharse ellas en sus dudas y anécdotas, con un refrigerio que las mantiene hasta la hora de la partida: muchas son adolescentes de entre 16 y 18 años. Otras vienen de distritos alejados, con poco refuerzo alimentario. Sólo las que pasen por una cesárea podrán gozar de compañía femenina porque la sala de internación reúne todos los casos que atiende el área de Tocoginecología y esa confluencia no da margen a pernoctadas. Parejas, familiares o aquella persona que la mujer requiera, podrá ingresar a la sala de partos. El horario de visita se amplió a dos horas y hasta no hace mucho los niños y las niñas tenían vedada la entrada para conocer a sus hermanos recién nacidos.
“En Morón conviven dos paradigmas, porque es un hospital tradicional”, relata el jefe del servicio de Tocoginecología, Roberto Espoile. “Venimos de la vieja escuela obstétrica y ahora empezamos a adaptarnos al nuevo paradigma de incorporar lo que se llama la maternidad centrada en la familia, que es como trasladar la casa al hospital, y respetar las decisiones de la madre en la forma de experimentar su parto. Pero hay que entrenar al personal.” Los 33 años de carrera de Espoile en el hospital debieron permearse a contrarreloj. “Vengo de una formación antigua, y los médicos somos muy reacios a los cambios. En una institución privada donde trabajo empezaron a entrar familiares a las cesáreas. Al principio no quería saber nada, pero después noté que era mejor, porque salen fascinados y porque si sucede algo están viendo todo lo que hacemos para que las cosas salgan bien. No todos los médicos viejos piensan como yo, y creo que su mayor temor es a la violencia, a la posibilidad de ser agredidos.” O al fracaso. “Es el clic más difícil de hacer, porque no hay límite entre lo bueno y lo malo. Si no actuaste en el momento adecuado, te reclaman por qué no hiciste esto o lo otro. Antes, los médicos decíamos ‘en mi experiencia, yo que hice un millón de partos, hacíamos tal cosa’. Hoy, eso no sirve.”
El director del hospital, Martín Latorraca, coincide en que “desde el médico se percibe la resistencia al cambio; algunos transitan esta experiencia por primera vez. Pero hay una decisión política de poner foco en el nuevo paradigma, y lo importante es el cambio que se va operando en todos los que trabajamos en el área de Salud. El hospital nuevo se construye pensando en este tipo de cosas y en el camino se van rompiendo ciertos prejuicios. Lo cierto es que tener a alguien al lado tranquiliza a la mujer y el parto se desarrolla de otra manera”. Sin embargo, la medicalización y mecanización de las intervenciones es una realidad que pesa y “estamos reevaluando, siempre cuidando la salud de la mujer y el bebé por nacer”. Prácticas incorporadas desde el inicio de los tiempos en la profesión, “ahora se están cuestionando y observando mucho, contra lo que uno creía antes”.
En tanto se construye el nuevo Hospital Municipal, que contará con habitaciones de trabajo de preparto, parto y recuperación o puerperio (TPR), el edificio actual, una estructura centenaria de sistema pabellonado, albergó unos 2500 partos en 2011. Durante los cuatro primeros meses de 2012 se registraron 400 nacimientos y a fin de año se estima que ascenderán a 3200. Las operaciones de cesárea alcanzan el 27 por ciento, “siendo un hospital con residentes”, advierte Espoile. “La cifra es baja si se la compara con la clínica más renombrada de la ciudad de Buenos Aires, con un 85 por ciento de cesáreas. La OMS quiere que bajemos a menos del 15 por ciento, pero por ser un hospital que además recibe población de La Matanza y Merlo, el número es bajísimo.”
Al plus vital de la sala de preparto con sus pelotas de esferodinamia, las barras de sostén y su condición implícita de libertad de movimientos, se le agrega el capítulo fundamental de los residentes formados según el nuevo modelo y a cargo de las parteras. La obstétrica Silvana Rodríguez explica que “tenemos dos espacios de trabajo, con los profesionales que están hace mucho tiempo y con los residentes de Tocoginecología, que van aprendiendo el nuevo modelo. Ya empezamos a notar diferencias en lo que era parto medicalizado, conducido, instrumentado, que es lo que se hizo siempre, y este nuevo parto donde la mujer está acompañada, se le respetan sus derechos, sus decisiones, sus pedidos y sus creencias. Los mismos profesionales notan las diferencias en la satisfacción de esa mujer”. El familiar deja de ser un posible agresor o un observador crítico para convertirse en un par que va a experimentar un nacimiento. “Es bueno aprender a trabajar con intervenciones sólo cuando es necesario”, afirma Rodríguez. “El parto respetado es tratar de hacer las menores intervenciones posibles, observar muy bien el proceso y sólo actuar en el caso que se requiera. Desde que empezamos a trabajar así, el caudal de partos aumentó. Las mujeres querían esto.”

Vidas privadas

La médica obstetra Alejandra Avendaño asiste desde hace diez años partos domiciliarios. El dato es procedente por la experiencia feliz que significó para ella y para las mujeres y parejas a las que acompañó, pero también por la grosera cantidad de formas de maltrato que soporta cada vez que se corre del sistema de salud tradicional. La tendencia pública, que se volvió más feroz tras el complejo final de un embarazo que transitaba la actriz Juana Viale, aun cuando no se trató de un alumbramiento en casa, dictamina “que todo es culpa de los médicos y las médicas que asistimos partos domiciliarios. El rechazo está exacerbado, incluso cuando es parte de una situación normal que las mujeres tengamos complicaciones en los embarazos, partos o puerperios. No es culpa de nadie”. El desprecio y la criminalización se perciben en hospitales o clínicas, sin discriminar ámbitos. Y la lista de Avendaño es extensa: neonatólogo que se niega a recibir a un bebé nacido hace apenas dos horas con cuadro de distrés respiratorio, porque la criatura fue parida en casa. Más tarde, médicas jóvenes de hospital público, una de ellas embarazada también, agrediendo a la madre de ese bebé “por no haber parido en una institución”. Obstétricas de guardias médicas tratando de ponerle un espéculo a alguien que parió hace tres horas. Anestesistas que se retiran ofendidos de la sala de partos porque se les pide que esperen un poco más antes de inyectar la peridural. “Nos está pasando a todos los que más o menos estamos fuera del sistema. Somos cada vez más rechazados. Cuando te ven llegar, afectan a la pareja que está con vos. Hace poco asistí un aborto espontáneo y luego nos trasladamos a una clínica: nos tuvieron como una hora esperando a un ecografista, que cuando llegó obligó a la mujer a pararse, caminar y hacer pis, porque la ecografía era transvaginal.” Profesionales en general y obstetras en particular “son durísimos, están muy amalgamados con este sistema. Hay un prejuicio, algo que genera temor. En cuanto a las obstetras, tienen la mirada femenina tapada por la ciencia, que brinda seguridad, como las normas, y para mí las normas nunca son tan rígidas como para no poder correrte. Por eso me focalicé en encontrar una institución que permitiera asistir nacimientos con una cultura diferente”.
Lo impensado era que ese sitio sería un lugar propio. Hace tiempo ya que trabaja en el sanatorio privado La Florida, en el conurbano norte bonaerense, y su proyecto siempre sobrevoló las charlas con el director de ese centro, el médico Carlos Mendoza, que dio su apoyo desde un principio. “La posibilidad se concretó hace semanas, con una pareja que estaba asistiendo. La mujer esperaba a su tercer hijo. El primero lo había tenido en el Mater Dei y el segundo en su casa, conmigo, pero el tercer embarazo no fluyó fácilmente, presentó algunas complicaciones. Ella pensaba que necesitaría una cesárea y no se sentía segura del parto domiciliario.” El día que sobrevinieron las contracciones, se entusiasmó con la posibilidad de parir en La Florida, al resguardo de su intimidad.
“Nos dieron exactamente lo que vengo ideando hace años: una habitación donde estamos la mujer que va a parir, su acompañante, el neonatólogo y yo para realizar allí el preparto y el parto, por ahora. El trabajo de recuperación se completa en el piso de Maternidad. La experiencia fue gratificante y con todo el tiempo del mundo: aquella mujer tuvo a su bebé y durante su internación respetaron todo lo que pidió. Si logramos seguir adelante, sé que sería un cambio muy importante desde lo institucional y para las parejas, ya que muchas se quedan en sus casas porque no tienen otra opción; hoy no hay demasiado para elegir. Alguien que busca un parto con emoción, sin intervenciones, debe optar por el parto domiciliario. En este caso logramos algo intermedio, con los beneficios de la clínica pero con los tiempos y la intimidad de la casa.”
Avendaño convocó a especialistas de compromiso histórico en el tema como Carlos Burgos, Claudia Alonso, Guillermo Lodeiro, Raquel Schallman y Cristina Solórzano, entre otros, con quienes se reunió esta semana para articular en el sanatorio la atención a futuro de nacimientos respetados, en lo que sería un centro de atención de partos de baja intervención. “Nos están dando esta opción para los obstetras que quieran utilizar el servicio. Además podrían armarse módulos especiales, permeables a las prepagas.” En la actualidad, las empresas de medicina prepaga no incluyen en sus planes de reintegro la atención de parto domiciliario, “pero si se plantea en la modalidad de parto institucional, podría recuperarse ese cobro. Es el primer paso para aceptar que el resto del sistema médico tiene otro pensamiento y que no debe ser condenado por sostener una idea diferente. Tengo muchas esperanzas de que eso no vuelva a ocurrirnos, ni a nosotros ni a las madres que paren, si las asistimos en lugares más amables”. Y si la experiencia se replica en otras instituciones privadas “como creo que va a suceder, el factor económico también se podrá equilibrar. Podremos demostrar entonces que el parto respetado no sólo es domiciliario o demanda de una minoría selecta”.

FUENTE: Diario Página 12.

09 mayo 2012

La fabrica de leche materna

                       Asociación de madres


Por Marie Courdent, Francia
Los senos saben producir leche desde siempre: muchos recién nacidos, niños o niñas, desarrollan una pequeña inflamación de sus glándulas mamarias. Se presenta entonces una secreción conocida como “leche de brujas” que se dejan quieta sin exprimir para no provocar una infección. Esto indica que todo está listo para asegurar la sobrevivencia de la especie más tarde...

-Desde el embarazo

En los niños pequeños, las hormonas masculinas van a impedir el desarrollo de la glándula mamaria. En las niñas, la glándula en reposo durante la infancia, comienza a desarrollarse en el momento de la pubertad y en cada ciclo menstrual. Cuando comienzo un embarazo, los senos se preparan para la lactancia debido a la influencia de las hormonas (sobre todo los estrógenos, la progesterona, la hormona galatógena placentaria) y a partir del cuarto mes se comienza a producir leche. La placenta frena esa producción. Algunas mujeres encintas escurren leche durante el embarazo, otras no, circunstancia que no tiene valor predictivo acerca de cómo será la producción de leche en esa madre.

-Al momento de nacer, las hormonas

A raíz del nacimiento, la expulsión de la placenta conlleva la caída de la tasa de progesterona. Es esta situación la que desencadena la bajada (también conocida como subida) de la leche en abundancia entre el tercero y el séptimo días. La leche es secretada continuamente a nivel de los alvéolos donde se almacena hasta el momento de la lactada. Esa producción de leche es regulada por hormonas, principalmente la prolactina que crea un clima hormonal propicio para la fabricación de leche, y la oxitocina que hace trabajar los músculos para hacer salir la leche a la boca del bebé. Es responsable de la expulsión de la leche...

Es la succión eficiente del pezón la que hace secretar esas dos hormonas. Si no se da esa extracción de la leche por parte del bebé, o de su representante el sacaleches, no habrá producción de leche en cantidad suficiente para alimentar a ese bebé y la glándula mamaria va a involucionar o volver a su tamaño de antes de embarazo, hasta el siguiente embarazo.

La oxitocina es la hormona que hace contraer el útero en el momento del parto. Durante los primeros días después del nacimiento, en el momento de las lactadas, su acción se siente sobre el útero provocando lo que se conoce como “entuertos”. También producimos oxitocina durante el orgasmo o en el curso de una buena comida! El reflejo de eyección de la leche, controlado por la oxitocina, permite la transferencia de la leche hacia el bebé. Se disminuye por el estrés, el dolor, las emociones negativas y el consumo de alcohol y de tabaco. Por el contrario, el contacto piel a piel a partir del nacimiento aumenta la liberación de oxitocina, sobre todo, si el bebé con su mano estimula el pezón de su madre.

Otras hormonas, como la insulina y las tiroideas, contribuyen a establecer un clima hormonal favorable al establecimiento y mantenimiento de la lactancia. Esto explica que ciertas patologías como el hipotiroidismo pueden afectar la lactancia.

-Una regulación al interior del seno

Pero las hormonas y los receptores sobre los cuales ellas se fijan no hacen todo. Existe al interior del seno un mecanismo que regula la producción de leche para responde a la demanda imprevista del bebé, sin producir leche inútilmente si el destete ha comenzado. Lo que regula mejor la cantidad de leche producida es la frecuencia de las lactadas y su eficiencia, así como la demanda del niño en función de su edad, su peso, su apetito y su estado de salud. Para que sea producida la leche que el bebé requiere, es necesario que él pueda tener acceso libre al seno, que mame eficientemente, que desocupe bien los senos para que puedan llenarse de nuevo. Atendiendo lo anterior, una mujer puede aumentar su producción de leche aumentando la frecuencia de las lactadas y la eficiencia de la extracción de la leche y enfrentar la demanda creciente del bebé los días de frecuencia o crecimiento.

La capacidad de almacenamiento en el seno varia de una mujer a otra y puede ir, según estudios de Peter Hartman, de 80 a 600 ml! En una misma madre, esta capacidad puede variar de un seno a otro. Esto no tiene nada que ver con la capacidad de producir suficiente leche para el bebé, solamente influye sobre el número de lactadas. En efecto, las madres cuya capacidad de almacenamiento es poca, tienen necesidad de ofrecer el seno con más frecuencia al bebé. Algunas madres tienen un funcionamiento de su lactancia que nos les permite adaptarse a horarios rígidos o a poca cantidad de lactadas. Y también depende del bebé: algunos adoran las comidas abundantes, otros desean comidas más pequeñas y frecuentes. No hay ninguna ventaja en reducir la cantidad y duración de las lactadas ni en fijar un lapso mínimo de tiempo entre dos comidas. El bebé debe poder amamantar sin restricción. Y no basta con que el bebé esté en el seno, sino que lacte.

Las primeras semanas son decisivas para calibrar la producción de leche, bien sea que el bebé amamante o que la leche se extraiga cuando hay separación, en caso de bebé prematuro, por ejemplo. Si la ganancia de peso es satisfactoria al mes, se debe a que la producción de leche está bien adaptada a las necesidades del bebé. Él ha realizado a satisfacción su trabajo de estimulación del seno. A partir del mes y hasta los seis meses, el volumen de leche consumida es más o menos constante. La producción de leche de la madre varía poco y se sitúa entre 700 y 800 ml por día en promedio, teniendo en cuenta que puede haber grandes variaciones de una madre a otra.

-La leche de fácil digestión y siempre nutritiva

No hay leche materna que no sea nutritiva. La composición de la leche varía en el transcurso de la lactada, siendo el caso específico el de su contenido de grasa que aumenta a medida que avanza la extracción. La leche del comienzo de la lactada sirve para calmar la sed, y a medida que el seno es vaciado, la concentración de grasas aumenta. Si un bebé amamantado no aumenta bien de peso, no es a causa de la calidad de la leche sino de la cantidad de leche que pasa de la madre a su bebé. No se debe confundir nutritivo (que permite al bebé nutrirse y por consiguiente engordar), con muy digestiva, cualidad de la leche materna y que explica las comidas frecuentes, a menudo entre ocho y doce cada 24 horas para los bebes humanos. Nuestros bebés no son como algunos animales que se desarrollan muy bien con una comida de unos pocos minutos al día.

"Los bebés llegan sin manual de instrucciones, y un buen número de futuras mamás, pensando que la lactancia es natural, no estiman necesario prepararse para ella, en lo cual no tienen razón. Es un arte que se aprende. Estar motivado no basta, se necesitan apoyo competente e información oportuna. Los senos no son transparentes ni tienen graduación para saber la cantidad que ingiere el bebé. Por ello es necesario asegurarse que el bebé tome suficiente leche. Al abandonar el hospital o clínica, criterios muy objetivos pueden dar a la madre tranquilidad o inquietarla y conducir a buscar ayuda: un bebé que toma o ingiere suficiente leche, debe eliminar suficiente orina y deposiciones. Las primeras cuatro a seis semanas de vida, la madre debe cambiar cada 24 horas cinco a seis pañales bien húmedos y pesados con orina, y al menos tres de ellos con deposiciones. Y el bebé debe engordar: una medida promedio es que engorda un gramo por hora. Si se logra menos que eso, es necesario verificar la conducta de lactancia para asegurarse que nada alarmante ocurre. Si hay un aumento de peso mayor, la lactancia se desarrolla bien y podrá durar el tiempo que la mamá, el papá y el bebé lo deseen."

Traducido de Allaiter Aujourd’hui de junio de 2004, publicación de la Liga de La Leche de Francia.



Importancia de la lactancia nocturna

08 mayo 2012

¿Hay violencia en los partos por parte de algunos profesionales?

No sé qué nos está pasando, pero nuestra sociedad cada vez es más violenta y cada vez lo vamos aceptando más como algo normal en nuestras vidas.
Hace unos años, cuando nos iban a mostrar una imagen cruda, nos avisaban por si no queríamos verlo, ahora rara vez nos avisan y nos lo ponen a todas horas en horario infantil con toda crudeza y lujo de detalles.
La violencia de género no disminuye  aunque se está involucrando el gobierno y se están haciendo todo tipo de campañas para evitarla.
Dentro de esta violencia de género, debemos incluir un tipo de violencia contra las mujeres, que está a la orden del día y totalmente aceptada por la sociedad, hasta el punto de que ya se ha empezado a emitir un programa en televisión donde se muestra este maltrato normalizado, sin siquiera denunciar este tipo de violencia. La gente está aceptando esto como normal y creo que ya ha llegado el momento de gritarlo a los cuatro vientos: ¡HAY QUE PARAR LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA!
Hace ya tantos años que a las mujeres se les infantiliza, ridiculiza, somete durante su maternidad, que este trato está considerado como “normal”, refiriéndome como normal a lo más común y no lo que se debería hacer.
En todos los aspectos de la medicina, a los pacientes se les habla, se les explica, se les da opciones… y ellos deciden.Eso no sucede en la rama de la obstetricia (la que se dedica a la maternidad) ya que muchas mujeres sufren un maltrato por parte de los “profesionales” del parto.Toda mujer debe poder decidir sobre su maternidad, sobre su hijo y sobre su cuerpo sin represalias ni consecuencias en el trato derivadas de su elección.Algo debe cambiar en las maternidades españolas donde los únicos protagonistas deben ser las mujeres, sus hijos y sus parejas…
¿A qué tienen miedo los profesionales autoritarios que mandan e imponen su, llamémosle, atención? Yo lo he visto, he sido testigo de este tipo de violencia de la que hablo durante varios años y no se puede tolerar. Una mujer debe poder elegir y decidir sobre TODO lo que sucede en su cuerpo. Desde en qué postura ponerse en cada momento de su parto, hasta si quiere o no quiere medicaciones e intervenciones en su cuerpo “por protocolo” y un profesional nunca deberá echarle nada en cara.
Un buen profesional debe informar sin sesgos ni opiniones personales a las mujeres sobre sus opciones, y una vez que ellas decidan tras obtener esta información, los profesionales deberían acompañarlas y ayudarlas para llevar a cabo esa opción que es la que la mujer ha decidido que quería.
Quiero poneros como ejemplo un tema muy actual como es la mal llamada opción de “parto natural” versus parto con epidural.
Una mujer que decide que quiere tener un parto “natural”, con mínima intervención, libertad de movimientos, parir en la postura que le pida el cuerpo, que no se le administre oxitocina ni ningún tipo de droga o analgesia… puede conseguir ese parto que desea… siempre y cuando el profesional que le acompañe sea respetuoso y haga su trabajo.
Para que una mujer pueda conseguir este tipo de parto necesita intimidad, respeto y mucho calor, apoyo y saber hacer por parte de su comadrona y de quienes se encarguen de su cuidado.
“María llega al hospital embarazada de su primer bebé con 3cms de dilatación. Al ser recibida por su matrona, María le dice que quiere “un parto natural”. Elena, su matrona, le dice que perfecto, que va a hacer todo lo posible para que sea lo que ella quiere. Desde ese momento le informa de lo que va sucediendo, le pide permiso para las intervenciones (tactos vaginales, colocación de monitor, sueros…), la apoya, la anima cuando flaquea, le ofrece alternativas cuando el trabajo de parto avanza (cambiar de postura, ducharse o bañarse, que entre otro acompañante que la mujer desee que la acompañe…) y cuando María cree que no puede más y duda sobre si ponerse la epidural, Elena le dice que ya queda poco, que cuando una mujer se empieza a desesperar suele ser signo de que el parto se acerca, le ofrece un tacto vaginal para ver cómo avanza la dilatación…”
“Ahora María llega a su hospital y la recibe Cari (de, permítanme la ironía, Cariñosa) quien a su petición de parto natural le responde que todas las que quieren parto natural terminan con epidural, que ya la pedirá ya. Le pone un monitor y le dice que no se mueva porque sino no se registra bien el latido del bebé y las contracciones, se va y entra cada 15-20 minutos a ver cómo está y le hace comentarios tipo ¿sigues sin querer la epidural? El anestesista está por aquí, si se va a quirófano luego no te la va a poder poner… No sabemos cuanto te falta, eres primeriza…”
¿Con quien creéis que tiene María más posibilidades de conseguir su parto deseado?
Por favor, una mujer que desea un parto poco intervenido debe tener a su lado un profesional que le ayude a conseguirlo, no alguien que le ponga trabas y no le ayude.
Volviendo a la violencia obstétrica, me ha horrorizado el programa Baby Boom que hace un par de semanas se estrenó en La Sexta. Se ven abusos de autoridad constantes, infantilización de las mujeres, coacciones para que éstas hagan lo que quieren las profesionales (como el aconsejar a una mujer de que se ponga la epidural porque su bebé parece grande cuando ella ha dicho que no la quiere y ya ha parido un niño grande con anterioridad…), mofas cuando la mujer no está presente (la matrona sale del paritorio y dice en alto para que oigan todos los que se encuentran en el pasillo “¡ha engordado 20kgs!”), el juicio y la reprimenda que se lleva una chica de 19 años que perdió un bebé a los pocos días de nacer un año antes… donde se le dice algo así como “tú bebé podía haber muerto, no has colaborado nada, hemos tenido que venir nosotros a sacarla…” mostrando la inmensa ignorancia sobre lo delicado de la pérdida de un bebé y sus consecuencias en los partos posteriores por parte de esa “profesional” del parto.
Cada una de las historias es ampliamente criticable y en prácticamente todas se ve violencia obstétrica de algún tipo.  Aún así, y eso es lo que más triste me ha parecido, hay muchas mujeres a quienes les ha gustado el programa porque simplemente tienen tan asumido que así se pare en muchos hospitales de España (me niego a decir que son la mayoría)… Hay mujeres que defienden que ese sea el trato de los profesionales porque esas chicas se portan mal, se lo merecen, no colaboran, ellas no saben, no se cuidan, no han hecho caso de lo que les han dicho los profesionales… Excusando nuevamente este trato vejatorio que solo debería ser una información profesional y no algo tipo “o haces lo que te digo o vas a ver…”
Hay muchas comadronas y profesionales del parto buenos y respetuosos que hacen un gran trabajo y a todos ellos les doy las gracias desde aquí y les pido unión para que tratos como los que se han visto en este programa se rechacen y tengan algún tipo de consecuencias como que esas profesionales se avergüencen y se retracten en su forma de actuar. Si esta es su forma de actuar ante las cámaras, ¿qué harán cuando no haya testigos? Supongo que algo muy parecido ya que la violencia obstétrica se sustenta en la gente, tanto profesionales como usuarios, que piensa que ese trato es el correcto.

04 mayo 2012

MUSICA.

Cuello del útero, muy interesante.


Los cuatro grandes mitos de la dilatación en el parto

Lo que no sabes sobre el cuello del útero puede arruinarte el parto.

Traducción de Marina Romanos para el blog de bebé a go-go del artículo original publicado en birthologie.com

¿Qué es?  ¿Dónde está?

La mayoría de las mujeres no tienen ni idea de qué es el cuello del útero (cérvix), dónde está, su función o tan siquiera su apariencia. El cérvix está aquí:
Y así es como se ve desde abajo, parecido a un glande:

La primera vez que oí sobre anatomía reproductiva básica estaba embarazada de mi primer hijo, y lo único que realmente aprendí sobre el cérvix es que está en la parte inferior de mi útero (me lo imaginaba como la apertura de un globo y mi útero era el globo que se iba a expander), y que se tenía que dilatar de 0 a 10 centímetros en el parto. También tenía que hacerse menos espeso (borrarse) y pasar de una consistencia parecida a la punta de mi nariz a la de la capa de piel que hay entre los dedos índice y pulgar, como derritiéndose. Y que durante el parto era necesario que comprobaran regularmente el cuello uterino para comprobar que la dilatación progresaba.
Pero eso fue todo. Fue en mi formación como educadora prenatal y doula cuando descubrí más cosas sobre el cérvix. Cosas que cambiaron para siempre mi enfoque  del acompañamiento a mujeres durante el parto.

Mito sobre el cérvix número 1 : 10 es el número mágico.

No, no lo es. ¿Sabías que se puede dilatar más de 10 centímetros? ¿Qué?  ¿Ahora todas tenemos que dilatar tanto? Suena espeluznante! Es espeluznante ¿verdad?
En realidad no. Al menos no más espeluznante que dilatar hasta 10. Dilaté bastante más de 10 centímetros en mi último parto, y la cabeza de mi bebé midió 14,75 cm.  Eso es, dilaté hasta casi los 15 cm. Y además sobreviví. Y además no me dolió más que en mis otros partos en los que dilaté sólo 10. Así que, sólo porque estés dilatada de 10 centímetros no significa necesariamente que estés preparada para empujar. Si no sientes el impulso de empujar a los 10 cm y se te ordena que lo hagas, forzarás el cérvix a abrirse “en contra de su voluntad” y resultará dañado. Si tienes una epidural previa y no sientes este impulso, el riesgo de daños es todavía mayor.

Mito sobre el cérvix número 2. El cuello del útero dilata en una forma perfecta de círculo.

El cuello uterino no dilata como un círculo como se dibuja en las imágenes que enseñan la dilatación. En realidad se abre como la elipse dibujada más abajo.

Source: MidwifeThinking.com
“Se abre desde atrás hacia delante como una elipse. La apertura se encuentra enclavada en la parte trasera de la vagina y durante el inicio de la dilatación se abre hacia delante. En algún punto del proceso casi todas las mujeres tienen un reborde anterior (que significa que la parte superior del cérvix no está totalmente dilatado) porque es la última parte que sube sobre la cabeza del bebé. Que este reborde se detecte o no depende de si se realiza o cuando se realice un tacto vaginal. Un borde posterior es muy extraño porque esa parte del cérvix desaparece antes, o porque es difícil alcanzarla con los dedos.

Mito sobre el cérvix número 3. Los tactos vaginales no dañan el cérvix ni dificultan la dilatación.

La matrona Carla Hartley en Ancient Art Midwifery lo explica así:
“El cérvix no debería ser tocado, se produce una respuesta inflamatoria al material extraño (los guantes) y a la presión, y una respuesta hormonal. Al cuerpo puede resultarle confuso que, mientras intenta vaciar el útero, se de una interferencia desde el cuello del útero al ser tocado y manipulado de una manera extraña para él. LOS TACTOS VAGINALES NO SON FISIOLÓGICOS Y SUPONEN UNA INTERRUPCIÓN AL PROCESO NATURAL DEL PARTO.
Y sobre pujar… NO LO HAGAS… tu cuerpo sabe como expulsar un bebé sin tu ayuda, es un reflejo. Ni siquiera esperes tener ganas, sólo espera una sensación de tu cuerpo tomando el control absolutamente, sacando al bebé como está DISEÑADO para hacer.
Habló mucho sobre el abuso verbal y digital en el parto, y los tactos vaginales son un ejemplo de abuso digital.
Las matronas (y los obstetras y enfermeras) que piensan que los tactos vaginales son buenos o necesarios no tienen la formación suficiente o no están actualizados con los conocimientos científicos que prueban que el parto es más seguro si se deja tranquilo sin intervenir. La manera más segura de actuar una matrona es con las manos fuera y la boca cerrada.”

Mito sobre el cérvis número 4. Tu cuello uterino es diferente y está aislado de otras partes del cuerpo.

Ina May Gaskin, la madre de la matronería moderna ha acuñado un término llamado “la ley del esfínter”. Esta ley declara:
Los esfínteres (incluyendo el anal, cervical y vaginal) son los responsables de traer a tu bebé al mundo. Si los esfínteres están apretados, el parto no progresará y habrá más dolor.
¿Qué es exáctamente la ley del esfínter de Ina May?
1.  El esfínter anal, el cervical (el cuello del útero) y el vaginal funcionan mejor en una atmósfera de intimidad y privacidad. Por ejemplo, un baño con pestillo o un dormitorio donde las interrupciones son improbables o imposibles.
2.  Estos esfínteres no se pueden abrir a la fuerza ni responden bien a órdenes de pujar o relajar.
3.  Cuando el esfínter está en proceso de apertura, se puede cerrar repentinamente si la persona se enfada, asusta, es humillada o consciente de sí misma. ¿Por qué? Los niveles altos de adrenalina en el torrente sanguíneo no favorecen (y muchas veces impiden) la apertura de esfínteres. Estos factores inhibidores son una razón importante por la cual las mujeres en las sociedades tradicionales normalmente escogen otras mujeres, excepto en circunstancias extraordinarias, para acuompañarlas y atenderlas durante la dilatación y el parto.
4. El estado de relajación de la boca y la mandíbula está directamente relacionado a la habilidad del cérvix, la vagina y el ano para abrirse completamente.
Insisto, y en otras palabras:
Boca abierta = Cérvix abierto
Garganta abierta = Vagina abierta
Es casi imposible parir con eficacia con los labios apretados y la garganta cerrada. Puedes intentarlo ahora mismo… cuando relajas la mandíbula, abres la boca y la garganta, las nalgas se relajan automáticamente y te undes en la silla. Ina May habla de los beneficios de los besos, y de mantener la boca y los labios sueltos y abiertos. Besar también provoca la segregación de oxitocina y otras hormonas del amor que elevan la tolerancia al dolor y aceleran el parto.

CUELLO DEL UTERO SANO. DR ARIEL RODRIGUEZ, UNION MEDICA SANTIAGO, R.D.

Enlace para ver Historia de los partos.

El parto robado: Historia de la Obstetricia

Posiciones para un parto saludable.

La solución para todos los problemas de los bebés.

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Los laboratorios ” CopyTheNatural” anuncian el lanzamiento mundial de su último producto. La solución perfecta para todos los padres.

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Es el primer medicamento totalmente ecológico y sostenible.

Nuestro producto tiene además la peculiaridad de ser beneficioso para la madre* también:

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Sabemos que parece increíble… por eso como oferta de lanzamiento le ofrecemos la posibilidad de probar nuestras maravillosas píldoras GRATIS.

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SOLO TIENE QUE PEDIRLAS

Suena a broma ¿verdad?

Quizás cuando la industria farmaceútica consiga “encapsular el piel con piel” y comercializarlo, los profesionales de la salud empiecen a darse cuenta de la importancia de esta práctica.

Porque parece que lo artificial es siempre mejor, porque a base de intentar copiar lo que traemos de serie han conseguido que muchos crean que es así.

Porque se empeñan en administrarnos oxitocina sintética para parir, en vez de proveernos las condiciones adecuadas para que actúe la propia.

Porque confían más en una fórmula exógena para alimentar a nuestras criaturas que en el alimento que produce la propia madre.

Porque nos roban los cuerpos de nuestros bebés para darles calor con una lámpara artificial en vez de dejarlos sobre los nuestros.

Porque se creen con el derecho de separarnos de ellos con la falsa excusa de que es lo mejor.

Pues bien… NO ES CIERTO, aunque como sociedad nos lo hemos creído… Pero la realidad es que:

No hay motivo para que unos padres no estén en contacto estrecho con sus bebés.

NO hay motivos para no aplicar el piel con piel, si no es con la madre, con el padre.

NO hay motivos para que un bebé/niño hospitalizado no tenga a sus padres al lado.

NO hay motivos por los que un médico, enfermera, auxiliar pueda estar cerca de un bebé y tocarlo y los padres no.

NO hay motivos REALES, solo PREJUICIOS

EXIJAMOS LO QUE SABEMOS ES LO MEJOR, LO QUE MERECEMOS Y A LO CUAL TENEMOS DERECHO

EXIJAMOS EL PIEL CON PIEL

EXIJAMOS EL CONTACTO CONTINUO CON NUESTROS HIJOS CUANDO MÁS LO NECESITAN

Artículo escrito por Nohemi de Mimos y Teta:
http://mimosytta.wordpress.com/2012/04/11/piel-con-piel-en-pastillas/

Sólo una imágen!!!

En cuclillas

¿Sabías que antes del siglo XVII las mujeres occidentales daban a luz en cuclillas, sentadas y de pie?

Esto cambió cuando el rey Luis XIV de Francia dispuso que, para poder él presenciar el nacimiento de sus hijos, sus mujeres debían dar a luz acostadas. Aunque esa postura hace más difícil y doloroso el parto, pronto se generalizó, y los médicos franceses tuvieron que inventar los fórceps para evitar algunas de sus consecuencias. En poco tiempo se multiplicaron los instrumentos obstétricos, y se llegó a creer que el parto siempre era una urgencia que exigía atención médica para que fuera sin complicaciones.

Sólo una imágen !!!!

MUSICA

Neurobiología del Parto por Ibone Olza (2011)

DERECHO DE LA MUJER




Una potente y clara mujer que se las jugó para de-mostrar el derecho de la mujer de no separarse de su bebé por exigencias laborales.

Licia Ronzulli, miembra del Parlamento Europeo, llevó a su hija Victoria, de 7 semanas de edad, a una sesión de trabajo en la que se votaron propuestas para mejorar los derechos laborales de la mujer. Mantuvo a su bebé cuidadosamente acunada en el calor de su cuerpo, haciéndole cariños… sin perderse ni un punto o coma de los temas que se estaban tratando.

¡¡Maravillosa la multiatención con la que nos ha bendecido la Creación!!

Aquí un lindo artículo... en una linda página: Nace una Mamá 

http://naceunamama.com/222/la-eurodiputada-y-los-derechos-de-las-madres-enlaces
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02 mayo 2012

El perjuicio de separar a los bebés de sus madres


Los recién nacidos se estresan mucho cuando son separados de sus madres  04/11/2011

El contacto con la piel de la madre relaja a los neonatos. Fuente: Wikimedia Commons.

Una vez que ha nacido un bebé, a menudo éste es separado de la madre para colocarlo en una cuna cercana o para asearlo. Un nuevo estudio, cuyos resultados han aparecido publicados en Biological Psychiatry, revela que esta separación resulta muy estresante para el recién nacido.

Los humanos somos los únicos mamíferos que practicamos la separación de la madre y el recién nacido. Pero, hasta ahora, el efecto de esta práctica sobre los niños era desconocido.

Los autores de la presente investigación midieron la variación de la frecuencia cardiaca de bebés de dos días, cada vez que éstos entraban en contacto físico con sus madres, y cuando los niños estaban solos en cunas cercanas a ellas.

De esta forma, descubrieron que la actividad autónoma neonatal era un 176% más alta y el sueño un 86% menos calmado cuando los niños estaban solos, en comparación con el rato que éstos estaban pegados a sus madres.

Según los investigadores, estos resultados demuestran el profundo impacto de la separación materna en los niños. Ya se sabía que esta separación resultaba estresante para ellos, pero en realidad supone la principal causa de estrés en neonatos.

Por el contrario, el contacto físico directo entre madres y bebés presenta muchos beneficios, como se ha comprobado ya en bebés prematuros. Por eso, los científicos señalan que los médicos deberían incorporar el contacto piel a piel de madres e hijos dentro de las rutinas de tratamiento de los neonatos.

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